
Imaginen un país que, hasta hace nada, era de los más peligrosos del mundo, y que ahora es una auténtica balsa, un oasis de seguridad. Este es el fenómeno que está ocurriendo en El Salvador, una suerte de milagro que promete convertir a Bukele en el presidente más votado de la historia del país. Las últimas encuestas hablan de una intención de voto de hasta el 93%, algo inimaginable casi para cualquier país del mundo. ¿Cuál ha sido la receta?
El Salvador es un pequeño país, situado en Centroamérica, que hace solo 10 años era de los más peligrosos del mundo. Una sociedad de poco más de 6 millones de habitantes, donde nadie estaba a salvo. Las mordidas representaban hasta el 3% del PIB. Un lugar inhóspito para los negocios, para los niños y casi para cualquiera. Muchos definían la situación que vivía El Salvador como una guerra de baja intensidad.
Pero en un giro sorprendente de los acontecimientos, las tasas de criminalidad en El Salvador han experimentado una caída sin precedentes. Las medidas enérgicas de Bukele, que incluyen la aprobación de un polémico estado de excepción, han permitido a la policía frenar la violencia. Aunque esto ha generado muchas críticas sobre posibles violaciones de derechos humanos, la población respalda abrumadoramente a Bukele, con un asombroso 90% de apoyo. Además, la economía está floreciendo, con una tasa de inflación controlada, gracias a la dolarización del país y a la llegada de turistas, que con su gasto fortalecen los ingresos de los negocios locales.
No obstante, este éxito no ha estado exento de críticas internas y externas. Bukele implementó un estado de excepción en 2021, que permitió a los cuerpos de seguridad del estado actuar sin restricciones para frenar a las maras y las bandas criminales del país. Si bien es cierto que estas medidas han generado gran controversia a nivel internacional, por las posibles violaciones de derechos humanos, la población respalda de manera abrumadora a Bukele.
La policía puede detener a cualquier persona simplemente por su apariencia. Llevar un tatuaje que sea similar a la simbología que usan las maras es más que suficiente para ir temporalmente a la cárcel. Este tipo de actuaciones han disparado las detenciones en el país, unas 70.000 en un año, es decir, el 7% de la población. Pero a su vez ha supuesto un golpe casi mortal para la criminalidad. Las tasas de homicidios han caído de manera espectacular, convirtiendo a El Salvador en uno de los países más seguros de toda América, a niveles comparables a los de Canadá.
Caída de la tasa de homicidios
Esta transformación ha generado confianza en la economía, en las instituciones del país, liberando a pequeños negocios para enfocarse en el crecimiento y la eficiencia, en lugar de preocuparse constantemente por la seguridad. Solo un dato, las tasas de homicidio han pasado de superar los 140 por cada 100.000 habitantes en 1995, a caer hasta los 2,4 actuales. Ahora, muchos países de alrededor quieren emular a El Salvador. Desde Haití a Guatemala, pasando por Ecuador, se está viendo una oleada de políticos que quieren calcar el 'modelo Bukele'. El fenómeno es tal que El Salvador ha abierto una oficina en Haití, para asesorar al Gobierno en su lucha contra la criminalidad.
Pero este no es solo un éxito en la seguridad; también es un catalizador para el renacimiento económico. La caída masiva de la criminalidad ha allanado el camino para el crecimiento del turismo, la llegada de inversiones y una rápida disminución del desempleo. A pesar de un desempeño económico modesto en las décadas anteriores, las perspectivas ahora son diferentes. El turismo está en auge, la inversión está llegando, la deuda pública está disminuyendo rápidamente y el desempleo se encuentra en niveles históricamente bajos. El Banco Mundial espera un crecimiento del PIB del 2,8% en 2024, y JP Morgan es aún más optimista, pronosticando un crecimiento del 3,9% interanual. La mejora en los indicadores económicos es evidente, respaldada por el cambio del gasto público, dirigido en mayor medida ahora hacia inversiones en infraestructura y el resurgimiento de la inversión extranjera directa.
Junto a esto, lo más visible ha sido la llegada masiva llegada de turistas procedentes de Estados Unidos. Las calles de San Salvador tienen más vida que nunca, los negocios florecen, exhiben sus bienes y servicios para atraer a los turistas. Los negocios han pasado de esconderse, para intentar pasar desapercibidos antes las maras, a mostrar todo lo que tienen con alegría para vender un helado más o una camiseta hawaiana al visitante que llega desde Texas.
Polémica con el bitcoin
Sin embargo, no todo ha sido un camino fácil para Bukele. A pesar de ser el primer país en aceptar Bitcoin como moneda de curso legal, su adopción ha sido limitada. Menos del 5% de las ventas se realizan con criptomonedas, y la población no ha abrazado la tecnología tan rápidamente como se esperaba.
A pesar de estos desafíos, la popularidad de Bukele sigue siendo alta, y las expectativas son muy positivas de cara a las elecciones de febrero. La caída masiva de la actividad criminal y los primeros indicios de recuperación económica podrían terminar de asegurarle una victoria histórica.
El Salvador está experimentando un renacimiento bajo el liderazgo de Nayib Bukele. Un país que ha superado desafíos de seguridad y está emergiendo como una historia de éxito económico. ¿Será este el milagro salvadoreño que marcará un precedente en América Latina?