Sería deseable que todos los ciudadanos que se someten a un marco normativo común tuvieran también las mismas normas fiscales, es decir, que todos pagaran los mismos impuestos. Sin embargo, ese deseo no se cumple ni siquiera en demarcaciones administrativas más pequeñas como los Estados dentro de la Unión Europea, ni tampoco, dentro de las propias comunidades autónomas españolas. Por ejemplo, no pagan lo mismo los ciudadanos de Guipúzcoa que los de Álava o los de Vizcaya, y todos son parte del País Vasco.