En el sur de Europa, donde el Mediterráneo parece dominar el paisaje, existe una cordillera que se eleva con rotundidad frente a lo previsible. Sierra Nevada se alza como un destino de contrastes y alturas escarpadas, donde las nieves eternas que conviven con las luces cálidas llaman anualmente a miles de aventureros y, sobre todo, amantes del esquí. En este entorno singular, el refugio de San Francisco ofrece una alternativa genuina para quienes entienden la montaña como una forma de vida.