Madrid vuelve a estar lleno de páginas escritas, autores y lectores. La Feria del Libro ya está en marcha y El Retiro se ha convertido, un año más, en el epicentro cultural de la ciudad. Esta cita, esperada con entusiasmo por miles de personas, no solo convoca a aquellos que buscan una dedicatoria o una buena historia, sino también a los que quieren vivir la ciudad y celebrarla.
Este evento tiene algo de romería literaria, de fiesta popular con vocación íntima. Desde hace más de ocho décadas, padres e hijos comparten cuentos, jóvenes buscan best sellers, lectores voraces llevan listas impresas para que no se les escape ningún ejemplar y visitantes casuales se sorprenden dando un paseo que podría acabar con un nuevo libro bajo el brazo. A todo eso se suma un elemento inseparable por estas fechas: el sol. Este 2025, además de acompañar como siempre, también impulsa. Por primera vez en su historia, la Feria del Libro cuenta con energía solar.
Bajo esa misma luz florecen múltiples formas de vivir la Feria del Libro. Todas con el pretexto de celebrar la lectura, pero cada uno a su manera. Están quienes se dejan llevar, sin un plan determinado ni nombres subrayados en cuadernos, pero que siempre encuentran algo por lo que volver al año siguiente. Porque la Feria tiene ese halo magnético que atrapa incluso a los más escépticos.
Ellos se mueven sin prisa, enlazando paseos con conversaciones improvisadas y alguna charla inesperada que les hace perder la noción del tiempo. Y cuando quieren darse cuenta, el día ya ha caído. Este año, los tres nuevos tótems solares -ubicados en la Puerta de Madrid, el acceso sur y la zona de la biblioteca- que se iluminan al atardecer con luces LED, adornan y marcan el camino de los más rezagados.
Otros vienen con todo perfectamente estudiado. Tienen registrado en su móvil el horario de todas las actividades, quién firma en las casetas y qué ruta hacer cada día, incluso con alarmas programadas para no perderse nada. Son algo así como cazadores de firmas, lectores fieles que convierten la visita en una gesta de organización y entusiasmo.
Para ellos, tener batería en el teléfono es fundamental. Por eso, esta edición incorpora dos estaciones exteriores de recarga para móviles alimentadas por energía solar, que permiten seguir consultando el planning, recibir notificaciones, hacer fotos o subir stories con su autor favorito.
Otro perfil de asistente es el espectador consciente, esa persona que busca aprender escuchando. Charlas, presentaciones y mesas redondas que exploran todos los géneros: de la ciencia ficción al ensayo, del manga a la poesía. A veces con autores consagrados; otras, con voces nuevas que sorprenden desde el primer minuto.
En esa búsqueda del saber precedido de un deambular desdibujado entre casetas, árboles y caminos que se cruzan, es fácil toparse casi por azar con el gran mural que ha ilustrado para esta 84ª edición la artista Naranjalidad: una obra de ocho metros de largo que, aparte de servir como photocall, explica el proyecto de energía solar. En total, 176 paneles solares se reparten por distintas zonas del recinto de la mano de Repsol, generando electricidad 100% renovable e integrándose en el entorno sin alterar la estética ni interferir con el recorrido habitual de firmas y pabellones. Tal y como se hizo en la anterior edición, Repsol también suministra el combustible 100% renovable para poner en marcha el único generador que necesita la Feria. En esta ocasión, se emplearán 2.000 litros, lo que evitará la emisión de más de 5,5 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Los más pequeños también cuentan con sus propios espacios. Para ellos, la Feria es descubrimiento, juego y primeras veces. Hay talleres de lectura, cuentacuentos, actividades interactivas y hasta gynkanas que los convierten en exploradores de historias. Se acercan a los libros como se acerca uno al agua: con intriga, con asombro, con el impulso natural de quien todavía no sabe nadar del todo, pero al menos quiere mojarse los pies.
Esta primera "zambullida", donde muchos niños descubren una vocación de lector que los acompañará toda la vida, puede ser agotadora. Por eso, para volver a casa sin complicaciones, WiBLE, el servicio de carsharing impulsado por Repsol y Kia, que está disponible tanto para expositores como para visitantes, facilitando los desplazamientos sin preocuparse por aparcamientos o restricciones de tráfico. Pero si, por el contrario, el caminar de la Feria abre el apetito, la Guía Repsol ha preparado una selección de restaurantes y bares cercanos, perfecta para alargar la experiencia con una buena comida o una nueva conversación alrededor de un libro recién comprado.
Porque la Feria del Libro de Madrid no es solo un evento, es una experiencia compartida, una tradición que se reinventa sin perder su esencia. Y este 2025, más que nunca, esa celebración de la lectura se alinea con un compromiso claro: cuidar también del entorno que la acoge. Así, Madrid escribe un nuevo capítulo en su historia cultural. Uno que invita a volver, a leer y a vivir la Feria con todos los sentidos.
Producido por EcoBrands