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Thu, 03 Apr 2025 08:22:58 +0200
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Hace ahora tres décadas, el 3 de abril de 1995, el cine español perdía a una de sus cómicas más queridas y singulares, Gracita Morales. Su rostro, sus ojos claros y sobre todo su inconfundible voz chillona y muy personal resonaban en las pantallas de una España que aún caminaba por los vericuetos de la Transición, donde comedias tildadas de "españoladas" componían una paste crucial de un cine muy limitado por razones de censura y de presupuesto. La figura de Gracita, ese personaje entrañable de "chacha" que parecía más una amiga que una sirvienta, ha quedado grabada en la memoria colectiva de más de una generación de espectadores. Sin embargo, detrás de esa imagen de cómica inofensiva y entrañable, se ocultaba una mujer que acabó rota por las miserias de la vida, que luchaba contra la soledad, la depresión y el dolor, mientras su carrera se desmoronaba.