Televisión

"¿Qué opináis de que saquen a la gente en bikini?": Motos, Leonor, Tamara y el arte de lo innecesario

Tamara Falcó y Leonor, en portadas de revistas

"¿Qué opináis de que saquen a la gente en bikini?", preguntaba Pablo Motos, siempre atento a los temas de los que habla la gente, en su tertulia del pincho de tortilla de El Hormiguero ante Cristina Pardo, Juan del Val, Nuria Roca y Tamara Falcó. Fue la marquesa de Griñón, que ha sido retratada en bikini en portadas como esta de Hola, la primera en entrar al trapo. "No había ninguna necesidad de hacerle eso a Leonor: cosificarla y ponerla en una portada en bikini. ¿Por qué tienen derecho a rentabilizar estas fotos sin pagar los derechos de imágenes las revistas? Una cosa es sacar una foto a la infanta cuando es algo oficial y otra en su vida personal, que es totalmente distinto. A mí me han sacado sin parar, pero siempre me pregunto: ¿Ese tipo de acoso por qué está justificado?". Juan del Val (que ha aparecido en portada de la misma revista junto a su mujer) le explicó que esas fotos "se publican porque nosotros lo vemos y leemos" y añadió que "Leonor en bikini tiene más interés que vestida de militar" y que "esto es un hecho que no es discutible". Así es. Es decir, esa portada existe por la misma razón que existe El Hormiguero y al final del razonamiento podemos señalar que existe porque se genera audiencia y una empresa gana dinero porque satisface (legalmente) una demanda. Otra cosa es que haya gente que crea que El Hormiguero o esa portada molestan. Pero son legales.

La figura de Tamara Falcó (Madrid, 20 de noviembre de 1981), marquesa de Griñón, ha estado siempre rodeada de ese aire ambiguo de la fascinación y la exasperación. Eso lo saben quienes la contratan para competir en la carrera de la audiencia y llevar ante el televisor a la mayor cantidad de espectadores. Con su intervención en El Hormiguero este jueves volvió a hacernos pensar en el poder de lo innecesario, ese campo difuso y fértil que alimenta, paradójicamente, las máquinas mediáticas que tanto detesta y que, sin embargo, contribuye a su engranaje. Uno de los temas que se sirvieron de alimento al programa fue, lógicamente, la portada de la revista con la princesa Leonor apareciendo en bikini, un reportaje que, según Tamara, es innecesario. Tiene razón. Pero cuando dice que "cosifican" a la princesa Leonor sacándola en bikini nos preguntamos si Tamara se "autocosifica" cuando se presta (por dinero) a posar el bikini para la portada de Hola . ¿O es que el semanario le robó a ella fotos como las que ilustran esta información?

Pero, ¿qué significa realmente que algo sea innecesario? ¿Es necesario El Hormiguero? ¿Es necesario ver o escuchar a Tamara? En un país donde los títulos nobiliarios se arrastran como reliquias de un pasado que se niega a morir, el adjetivo "innecesario" se vuelve relativo. La monarquía misma es innecesaria, pero es el sistema que los españoles nos hemos otorgado. El circo mediático en torno a los Falcó o los Preysler es innecesario. Y, sin embargo, aquí estamos, participando en esta farsa perfectamente legal. La marquesa, con su delicada mirada crítica, parece olvidar que lo innecesario no siempre se puede erradicar mediante la razón, sino que a menudo es lo que define el flujo de nuestras conversaciones y, por ende, nuestra economía.

En esa misma tertulia de El Hormiguero, Tamara Falcó, entre una sonrisa y un suspiro, criticaba la "cosificación" que, en su opinión, implica mostrar a la princesa en bikini. Su punto es válido: la exposición de figuras públicas, en cualquier forma, puede tener tintes de explotación, especialmente si la persona en cuestión aún no ha alcanzado la plena mayoría de edad y forma parte de una institución que simboliza el poder y la tradición de una nación.

Tamara Falcó, "cosificada" en la portada de la revista Hola, en 2020.

Pero lo que nos plantea la marquesa de Griñón no es solo una crítica hacia el morbo mediático (del cual no solo participa sino que nutre sus cuentas), sino una reflexión sobre lo que es legítimamente innecesario. En su juicio, la portada en bikini no solo es innecesaria, sino que, a su manera, degrada.

Es necesario que haya médicos, bomberos o carreteras; que haya ley y orden, democracia y libertad de prensa. Sin embargo, el mundo en el que vivimos, el que construimos, está basado en ese arte sublime de lo innecesario. De hecho, es probable que gran parte de lo que hemos normalizado en la esfera pública sea innecesario, pero está ahí, y está allí para mantenerse.

Tamara Falcó, quizás sin pretenderlo, cae en la trampa de lo innecesario. Porque su crítica, su reflexión sobre el bikini y la cosificación, es tan innecesaria como los programas de televisión que la proyectan. Al final, la gran paradoja de este escenario es que lo innecesario es precisamente lo que nos mantiene entretenidos, lo que nos mueve, lo que le paga sus facturas, como cuando su madre o ella llenan las portadas, con o sin su consentimiento. Como dijo una de las hormigas que actúan con humor como los pepitos Grillos del programa, si Leonor se ve "cosificada" por aparecer en una portada, a ver qué ocurre cuando se vea en todas las monedas.

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