Miguel Ángel Revilla rompe a llorar tras la demanda del emérito y le envía un mensaje: "Majestad, venga a verme a Cantabria"

Tremendamente emocionado. Así hemos visto este miércoles a Miguel Ángel Revilla solo unas horas después de conceder una multitudinaria rueda de prensa en Santander. El expresidente de Cantabria ha concedido una entrevista en el programa de Sonsoles y se ha mostrado muy dolido y abatido tras ser demandado por el emérito Juan Carlos por "declaraciones injuriosas". "Es injusto y mezquino, es la decepción de mi vida", ha dicho entre lágrimas.

A sus 82 años, Revilla ha roto a llorar al desvelar cómo ha afectado la polémica a su familia, su mayor apoyo: "Me duele por la familia, mi mujer acaba de atravesar un cáncer y estas cosas le afectan. Mi hija me ha llamado para decirme 'Papá, estoy orgullosa de ti", ha confesado. "Se me han acumulado tantas emociones... ¿Cómo no me voy a emocionar? El apoyo de la gente es lo único bueno de todo esto", continuaba.

Revilla todavía no da crédito a la decisión que ha tomado don Juan Carlos: "Que se fije en mí y no en otros que han dicho cosas más duras... Yo solo soy un plebeyo más con una casa muy normal, un coche normal, que paga sus impuestos en España", reivindicaba. "Yo fui el mayor defensor del rey que hubo en España, me cautivó el 23F pero luego cambió y nos pedía una ejemplaridad que no llevaba a cabo. Yo solo ejercité mi derecho como ciudadano de dar mi opinión". Y añadía: "En la historia de las monarquías europeas jamás se han querellado contra un ciudadano de a pie, es visible la desventaja y no he dicho nada que no hayan dicho otros".

Pero el político no tiene miedo. Se reafirma en sus declaraciones, las defiende desde el derecho a la libertad de opinión y hasta lanza un mensaje al emérito: "Ya que se ha permitido demandar a un ciudadano de a pie, me gustaría que viniera a explicármelo a la cara en el acto de conciliación, que será en Cantabria", desvela. "Que coja su avión estupendo y si me convence de que yo he hecho algo contra él por odio, no tengo inconveniente a pedirle disculpas. Yo también trataré de explicarle por qué opino lo que opino". Eso sí, apunta: "Le llamaré don Juan Carlos y le trataré con todo el respeto, pero jamás volveré a llamarle Majestad, ha perdido la aureola que tenía para mí".