El rey Juan Carlos ha iniciado, con la demanda por injurias presentada contra Miguel Ángel Revilla, una ofensiva judicial que no termina en el expresidente de Cantabria. El revuelo mediático, dicen, ha sorprendido "hasta al propio monarca". A nosotros lo que nos sorprende es que le cause sorpresa: es decir, cuesta creer que un exjefe de Estado se extrañe de que sus decisiones generen titulares o abran telediarios. Incluso cuesta creer que no sea consciente de daño que causa a la Corona.

Pero más allá de creer o no a un personaje de la relevancia del rey Juan Carlos, es un hecho que las demandas contra Corinna y Revilla han creado un auténtico alud de noticias. A raíz de que el padre de Felipe VI decidiera llevar ante los tribunales a su examante y al político cántabro "por las expresiones calumniosas e injuriosas" vertidas contra su persona en medios de comunicación entre mayo de 2022 y enero de 2025, Zarzuela se ha desmarcado con claridad: ha dejado claro que el Palacio no tiene nada que ver con estas acciones. Una forma sutil de expresar el desacuerdo de la Casa del Rey con unos procesos que, al margen de su desarrollo judicial, han reactivado todas las polémicas que dañaron la imagen de Juan Carlos I: desde el famoso "lo siento mucho, no volverá a ocurrir" hasta sus regularizaciones fiscales, pasando por su abdicación, la retirada de la asignación por parte de su hijo o el rosario de apariciones mediáticas de sus examantes en platós, pódcast o portadas de revistas.

Más allá de las demandas, han surgido nuevas informaciones sobre las memorias de don Juan Carlos, anunciadas hace meses en Point de Vue, luego aplazadas y ahora recuperadas, listas para ver la luz este verano bajo el paraguas del Grupo Planeta, tras lo que muchos ya vaticinan como un nuevo pelotazo literario. Sin duda, la autora y la editorial estarán encantados de vender lo más posible y tener a Juan Carlos en el top mediático sin duda suma.

Varios medios han publicado que Reconciliación, el libro en el que el antiguo monarca repasa su vida y que escribe junto a Laurence Debray, se publicará antes del verano o, en su defecto, antes de Navidad. Desde que se supo que el padre del Rey estaba preparando el "libro de la verdad" —en el que no pedirá perdón por no haber sido ejemplar ni por haber recurrido a la inviolabilidad o a prescripciones judiciales para eludir sentencias—, se ha intentado presentar como un intento de transmitir a los españoles y a las jóvenes generaciones cuál fue su trayectoria, y ofrecer una imagen más personal del personaje. En palabras de la escritora franco-venezolana, la expectación en torno a las memorias ha sido máxima. Y va in crescendo. Juan Carlos I engañó a su padre, a Franco, a su esposa, a su hijo y a los españoles. Por eso, habrá que leer su versión de la historia con pinzas.

Según la revista en la que el rey Juan Carlos publica las fotos de sus cumpleaños (desde la teocracia donde reside expatriado), aún no hay fecha confirmada para la publicación. Detrás de esta afirmación está la biógrafa Laurence Debray, que, en conversación con el semanario ¡Hola! se ha esforzado en desmentir categóricamente que la infanta Elena o ella misma hayan aconsejado a don Juan Carlos presentar la demanda contra Revilla. (Excusatio non petita, accusatio manifesta).

La escritora francesa es hija de Régis Debray —amigo de Fidel Castro y del Che Guevara, miembro en su día del Partido Socialista francés— y proviene, como su padre, de una familia burguesa adinerada. El filósofo estudió en el Lycée Janson de Sailly de París. Su hija es autora del ensayo Mon roi déchu (Mi rey caído), publicado por Stock. Resulta significativo que, en lugar de ignorar las informaciones sobre la fecha de lanzamiento de las memorias, Debray salga al paso para desmentirlas.

En octubre pasado, tras publicarse que el libro saldría a la venta a comienzos de 2025, ya advertimos que Debray reculaba y admitía que no había fecha prevista aún, adornando sus declaraciones con obviedades, como esa según la cual "es don Juan Carlos quien tiene la última palabra al respecto". ¡No iba a ser el Pato Donald quien tomara semejante decisión! La biógrafa del monarca, que se vio obligado a abdicar hace casi once años, confirmó que hace más de dos años que el Rey trabaja en sus memorias. "Le ayudo. Es un proyecto de largo recorrido, todavía en construcción. No está acabado aún y no se va a publicar ahora ni en breve. No hay fecha de lanzamiento. Según su leal saber y entender, él decidirá cuándo se terminará y se publicará", dijo (en ¡Hola!, por supuesto). Lo que no dijo es si Reconciliación abordará las partes más delicadas de la vida del rey Juan Carlos: el accidente que acabó con la vida de su hermano; cómo fueron las relaciones con su padre cuando surgieron las discrepancias dinásticas; cuántas veces engañó a la madre de sus hijos (y a toda España); cómo 'traicionó' el mandato de Franco (afortunadamente); su verdadero papel en el golpe de Estado del 23-F; sus relaciones con los distintos presidentes del Gobierno; si ha cobrado comisiones; o por qué su hijo le retiró la asignación y qué opina de ello.

Debray sí adelantó que el volumen incluirá material inédito, como fotografías nunca vistas. También confirmó que es un libro escrito en primera persona y en francés, el idioma —según ella— en el que sueña el antiguo monarca.

En este país donde los tronos se recubren con terciopelo, pero también con silencio, ha estallado, una vez más, la vieja maquinaria oxidada de la memoria. Don Juan Carlos ha abierto una nueva etapa de su propia tragicomedia y lo ha hecho a golpe de querella. Primero contra Miguel Ángel Revilla, ese cántabro campechano que combina chascarrillos con política; y después, ni más ni menos, contra Corinna Larsen, la mujer que compartió algo más que cenas y safaris con el antiguo monarca. Los abogados del emérito se han afilado las togas, y el estruendo mediático que ha seguido a estas demandas parece haber pillado por sorpresa… al propio rey. O eso dicen. Como si un ex jefe de Estado pudiera aún permitirse el lujo de sorprenderse porque sus actos ocupen portadas y titulares. Asombra que a estas alturas alguien con su biografía se extrañe de estar en el centro del foco. No sabemos si es olvido, cálculo o pura candidez.

Más allá del escándalo, que en su caso siempre encuentra cómo renovarse, lo que ha devuelto de lleno al rey Juan Carlos al ruedo mediático no son solo las demandas judiciales. Es, también, la promesa de unas memorias que, como los viejos trenes en las estaciones desiertas, se anuncian con fanfarria y se aplazan con discreción. El libro, titulado Reconciliación, escrito en primera persona (y en francés) junto a la escritora Laurence Debray, parece ahora más cerca de publicarse que nunca. O eso dicen de nuevo. Ella no niega.

Debray, la hija del pensador Régis Debray —aquel que caminó junto al Che Guevara entre la selva y el sueño—, se ha convertido en la albacea sentimental del monarca que vive exiliado por razones fiscales. En sus declaraciones, tan medidas como una danza cortesana, ha desmentido que la infanta Elena o ella misma hayan empujado al rey a demandar a Revilla. Demasiado ímpetu para una negación que nadie había formulado con tal claridad. Repetimos: Excusatio non petita…

Dice la escritora que el libro aún está en construcción, que no hay fecha de publicación, y que será don Juan Carlos quien decida cuándo verá la luz. Faltaría más. No va a ser el Pato Donald quien le marque el calendario editorial. El texto, según ha declarado, incluirá fotos inéditas y material personal, y no será —asegura— una rendición ni una confesión, sino un testimonio. Eso sí, el monarca no pedirá perdón por no haber sido ejemplar. Y mucho menos por haber invocado la inviolabilidad y las prescripciones para eludir los estrados judiciales.

El libro se ha vendido ya como "el relato de la verdad", aunque en su caso cada verdad suele ir escoltada por un ejército de silencios. ¿Contará cómo engañó a su padre y a Franco? ¿A su mujer? ¿Narrará el accidente que mató a su hermano? ¿Revelará su papel exacto en el 23-F o el número real de sus amantes? ¿Dirá qué presidentes le resultaban más serviles, qué comisiones cobró, o por qué su hijo le retiró la asignación como si fuera un padre incómodo? Lo dudamos. Pero tal vez alguna de esas respuestas se deslicen entre párrafos en apariencia inocentes, como suele hacerse en los pasillos del poder. Lo que sí tampoco es seguro es que sea la editorial Planeta la encargada de publicar el volumen, en cuanto el monarca dé su bendición y obtenga el (¿permiso?) de Zarzuela.

Desde Abu Dabi, donde cumple años entre halcones y fotografías en la prensa rosa, observa lo que pasa. A veces se escapa a Suiza para hacerse revisiones y hacer algún recado en el país de los bancos más opacos. Esa misma prensa que asegura que no hay aún una fecha de lanzamiento de las memorias y que repite como un mantra que "el libro no se publicará ahora ni en breve", es la que lleva a las portadas los "cumples" de Su Majestad o entrevista a la infanta Elena o trasmite lo mucho que echa de menos el Rey Juan Carlos el país en el que no paga impuestos.

Entretanto, el eco de las querellas sigue ensanchando su resonancia. La Zarzuela se ha apresurado a tomar distancia, como quien se aleja discretamente de un incendio con demasiados testigos. La Casa del Rey asegura que no tiene nada que ver con estas acciones judiciales, lo que, en clave institucional, equivale a un desmarque tajante. Es un modo elegante de decir: "Esto no es asunto nuestro". Y, sin embargo, lo es. Porque todo lo que toca a Juan Carlos I, su legado, sus aciertos y sus sombras, resuena aún en los salones del Palacio y en la conciencia de un país que le aplaudió como héroe y lo observa ahora como reliquia incómoda. Juan Carlos I es Familia Real junto a su mujer (su esposa ante Dios y la ley), su hijo, su nuera y sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Habrá que esperar. Tal vez Reconciliación sea un ajuste de cuentas. Tal vez, solo una versión más entre tantas. Lo cierto es que, entre demandas, rumores y manuscritos aún sin firmar, don Juan Carlos sigue escribiendo —o al menos dictando— su propia leyenda. Esa que se balancea, como él mismo, entre la historia y la literatura.

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