Uno de los principales objetivos de la política ferroviaria española es asegurar que los núcleos principales de población, así como las capitales de provincia tengan una conexión de alta velocidad. El ideal es que los viajes no superen las dos horas, un esfuerzo que refleja el compromiso por equilibrar las disparidades regionales, fomentar el crecimiento económico y promover un transporte más sostenible. Este enfoque no solo beneficia a los viajeros, sino que también enriquece las economías locales y fortalece la cohesión social.

Uno de los principales objetivos de la política ferroviaria española es asegurar que los núcleos principales de población, así como las capitales de provincia tengan una conexión de alta velocidad. El ideal es que los viajes no superen las dos horas, un esfuerzo que refleja el compromiso por equilibrar las disparidades regionales, fomentar el crecimiento económico y promover un transporte más sostenible. Este enfoque no solo beneficia a los viajeros, sino que también enriquece las economías locales y fortalece la cohesión social.

El transporte avanza hacia un modelo más resiliente y multimodal, basado en la interconexión entre los distintos medios, la digitalización y la sostenibilidad. En este contexto de cambio, el impulso a las infraestructuras es un factor prioritario, tal como recogen los programas de actuación e inversiones nacionales e internacionales.

El sector del transporte desempeña un papel destacado como motor de la economía y la movilidad. Según el INE representan un 8% del PIB y genera más de millón de puestos de trabajo. Además de su protagonismo en el ámbito industrial y del empleo, atraviesa un momento crucial de cambio que camina hacia un nuevo modelo sostenible, conectada, segura e intermodal.