Periodista económico

Pretende Pedro Sánchez convertir los comicios del 28-M en un plebiscito sobre su persona para lo que no ha dudado en convertir La Moncloa en una tómbola mientras saca un conejo de la chistera en cada mitin prometiendo todo lo que no ha sabido o no ha querido hacer en cinco años de gobierno.

Opinión

Digan lo que digan Christine Lagarde y los informes del Banco Central Europeo (BCE) las nubes negras que amenazan la economía europea en general y la española en particular ni han desparecido y ni siquiera están en fase extinción.

Cuando la mayoría de los politólogos y analistas coincidían en señalar a la economía como el elemento clave de la campaña y electoral y el voto ciudadano en los comicios del 28-M y en los venideros de diciembre, la realidad ha derivado en que los asuntos económicos, sino en irrelevantes, si han pasado a un segundo plano. 

Recurro por tercera vez, y todo apunta que no será la última, a este eslogan publicitario del Ministerio de Hacienda para comentar la tómbola en que Pedro Sánchez ha convertido el Consejo de Ministros en su estrategia, carente de los más elementales escrúpulos democráticos, para intentar dar la vuelta a las encuestas con promesas de viviendas, avales hipotecarios, mejora de la formación profesional o con el llamado bono interrail.

Opinión

Sostenella y no enmendalla. Esta expresión popular que se dice en castellano antiguo para señalar la cabezonería de alguien que, por orgullo, no quiere rectificar a pesar de saber que se ha equivocado, cuadra hoy para definir la obstinación de los rectores del Banco Central Europeo (BCE) con su presidenta Christine Lagarde a la cabeza en mantener las continuas subidas de los tipos de interés para reducir las tasas de inflación, sin conseguir el objetivo, o al menos en los niveles deseados.

Dice la sabiduría popular aquello de prometer, prometer hasta meter, y una vez metido se olvidó lo prometido. Un aforismo que cuadra notoriamente con la figura, la trayectoria y la personalidad de Pedro Sánchez, y que se manifiesta de nuevo ahora con ese milagro de la multiplicación de los panes y los pisos como acertadamente lo definió Alberto Núñez.

Opinión

He aquí el tinglado de la antigua farsa, un año más. Y un año más adornada con todos los fastos que exige la comedia. Las manifestaciones callejeras, cada vez menos, con menos asistentes y de más edad. Las mismas banderas y eslóganes tan rancios como extemporáneos. Los mismos políticos -con la vicepresidenta Yoli fijos discontinuos en cabeza- a los que los convocantes sirven y obedecen. Los mismos mensajes anacrónicos y demagógicos en los mítines y reivindicaciones que, también un año más, nada tienen que ver con las necesidades, los problemas, las denuncias y las urgencias de los trabajadores y de los ciudadanos todos.

Tengo que empezar hoy estas líneas dando las gracias a la ministra de Justicia, doña Pilar Llop, que vestida de faralaes en la Feria de Sevilla ha reconocido algo que no sólo yo sino la mayoría de los analistas y de las instituciones económicas nacionales e internacionales venimos diciendo desde hace mucho tiempo, que estamos en crisis económica y que por eso no pude subir el sueldo de los jueces, aunque eso no fuera óbice para subírselo a los letrados judiciales. Señora Llop, bienvenida al club de los catastrofistas como nos califican su jefe Sánchez y sus coleguillas del trío 'la, la, la' que se ocupan de los asuntos de la economía.

Mientras Pedro Sánchez presumía de éxitos económicos en el Congreso de los Diputados y ensalzaba su gestión de la economía frente a la del Partido Popular, el Banco de España le echaba un cubo de agua fría, alertando sobre el parón económico y demandando reducir deuda y déficit con urgencia, además de exigir una plan de consolidación fiscal.

Si dos características tiene Pedro Sánchez sobradamente acreditadas son su capacidad de plagio con sobresaliente cum laude y su reputada capacidad para mentir y desdecirse sin importarle el daño que pueda hacer a su partido, a España y a los españoles, todo ello aderezado con su falta de escrúpulos para conseguir sus ambiciones personales. Cueste lo que cueste y caiga quien caiga.