Ph.D., CFA, Miembro de CFA Society Spain

En tiempos normales, hay pocas áreas de la macroeconomía que sean tan importantes y generen tanto debate público como la política monetaria. Pero no vivimos tiempos normales. Desde la crisis financiera global del 2008, los bancos centrales de todo el mundo han ido aumentando su arsenal de herramientas monetarias "no convencionales", tales como el forward guidance, la expansión cuantitativa y el régimen de reservas bancarias ilimitado.

En 1965, Gordon Moore, cofundador de Intel, publicó un artículo informal que pasaría a los anales de la historia de la tecnología. En él, Moore afirmaba que nuestra capacidad de "empaquetar" transistores en una oblea de silicio solo iría en aumento en las próximas décadas (concretamente, dicha densidad se doblaría cada dos años), con el consiguiente aumento en la capacidad de computación de los chips.

Uno de los requisitos implícitos de cualquier libro empresarial, de biografías de emprendedores, o de autoayuda, es que tenga un tono optimista y nos muestre el poder de la perseverancia a la hora de alcanzar nuestras metas. La mayoría de los éxitos de ventas en este campo, tales como el libro de Angela Duckworth Grit: El Poder de la Pasión y la Perseverancia, o el de Malcolm Gladwell Fuera de Serie: Por Qué Unas Personas Tienen Éxito y Otras No, nos muestran infinidades de ejemplos de personalidades extraordinarias que alcanzan sus objetivos después de una cantidad ingente de tiempo de dedicación (como la famosa regla de Gladwell de las 10.000 horas).

La desaceleración económica que están viviendo muchas economías actualmente está llevando a muchos economistas a preguntarse si el más que probable ciclo de insolvencias que está por llegar será más o menos severo que otras veces. Sin embargo, no todas las compañías están expuestas por igual a un entorno económico cambiante: incluso en aquellas industrias más cíclicas, siempre hay empresas que disfrutan de ciertas ventajas competitivas que les permiten suavizar los efectos del ciclo. ¿Cuál es la fuente de dichas ventajas, cómo de duraderas son el tiempo y qué puede hacer el equipo directivo de una empresa para adquirirlas?

Uno de los acontecimientos más mediáticos del año pasado fue sin duda la quiebra de FTX, la plataforma de trading dedicada a la compraventa de criptodivisas. En su momento más álgido en 2021, la compañía llegó a tener más de un millón de usuarios, siendo la tercera plataforma por volumen de transacciones y estando teóricamente valorada en 32 mil millones de dólares. Meses más tarde, la compañía se declaraba insolvente, destapando un modelo de negocio fraudulento, sin controles internos y liderado por un grupo de personas sin experiencia (ni escrúpulos) de ningún tipo. Inevitablemente, la caída de FTX se ha comparado al fraude de todos los fraudes, el de Enron Corp.

Uno de los temas más recurrentes en el mundo de la inversión es la relación entre el proceso de inversión y la filosofía de vida que han tenido los inversores más destacados de todos los tiempos. Desde Keynes y Graham, pasando por Buffett, hasta figuras actuales como Sleep o Pabrai (así como muchos otros, tal y como nos muestra el libro de William Green que reseñé en esta misma columna hace año y medio), muchos inversores han obtenido grandes enseñanzas de su profesión con el fin de aplicarlas a vivir una vida más racional y plena. ¿Por qué la mayoría de los grandes inversores acaban acumulando gran cantidad de "sabiduría mundana", en la terminología de Munger, y qué podemos aprender de ellos?

El comienzo de un nuevo año siempre viene acompañado de las buenas promesas para empezarlo con buen pie. Y los que nos desenvolvemos profesionalmente en el mundo de la inversión y las finanzas no estamos exentos. Muchos de estos propósitos están relacionados o bien con hacer más ejercicio ("me voy a apuntar a un gimnasio") o con cambios en nuestra dieta ("quiero bajar de peso"). Sin embargo, es difícil cumplir estos propósitos cuando precisamente los dulces navideños y las cenas de empresa nos acechan constantemente. ¿Hay algunos trucos que nos permitan que estos invitados navideños tengan un impacto menor sobre nuestra salud?

La euforia que vivieron los mercados bursátiles en los años 2020 y 2021 no se ha repetido durante el 2022. Unas políticas monetarias mucho más restrictivas por parte de los Bancos Centrales de todo el mundo, junto con un panorama económico más incierto, han producido que lo que varios inversores han calificado como una de las superburbujas más destacadas de la historia esté llegando a su fin.

Tras una década en la que los costes de la mayoría de las materias primas han estado en niveles muy bajos, durante los últimos meses el mundo se ha enfrentado a un escenario completamente distinto. Con los precios del gas muy por encima de 30$ (en millones de BTUs) en Europa y el consiguiente aumento en el precio de la electricidad, la atención se ha vuelto hacia la producción de las materias primas y su importancia en el mundo que nos rodea. La opinión pública, después de muchos años centrada en el mundo virtual y en temas esotéricos como el metaverso o las criptomonedas, está redescubriendo el hecho de que las necesidades físicas de nuestro mundo material son absolutamente primordiales y que, además, no pueden darse por seguras.

El primer semestre del 2022 ha cerrado siendo uno de los peores inicios de año en varias décadas para la mayoría de las clases de activos. Tanto la renta variable como la renta fija han presentado fuertes correcciones de manera sincronizada, y solamente las materias primas han presentado un comportamiento positivo entre los principales activos. Las abruptas caídas no solo traen pérdidas monetarias, sino ansiedad entre los inversores (tanto particulares como profesionales), la cual a su vez empuja a la toma de peores decisiones de inversión de cara al futuro.