La crisis energética, que desató Rusia, ha acelerado la transición verde, empujando a los países de todo el mundo a diversificar sus fuentes de energía y establecer una política económica más sostenible. China no ha sido una excepción, pero sigue siendo un enigma de cómo puede responder en el futuro. La gran crisis inmobiliaria está teniendo un comportamiento extraño. El sector es uno de los grandes responsables del uso intensivo de energía, pero los indicadores energéticos del país no lo han notado. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) cree que otros sectores han cerrado el gap de demanda, a pesar de que la actividad de la construcción se ha parado, con lo que debería haber afectado al consumo de carbón, petróleo y gas natural del gigante asiático.

Redactor de economía, mercados, energía y política internacional. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.