Periodista
Apostar por el deporte es un valor seguro. Las marcas lo saben y, por ello, a pesar de la incertidumbre económica, el deporte se mantiene como un pilar estratégico en las estrategias de marketing de las empresas. A este respecto, según el Atlas del Patrocinio 2023, de 2Playbook Intelligence, el año pasado sólo en España las compañías invirtieron 1.757 millones de euros en patrocinios deportivos. Una tendencia que irá en aumento y, según previsiones como las de Kore, alcanzará los 116.000 millones de dólares en el año 2027 a nivel global.
Cambiar la dirección climática que venimos arrastrando desde hace años necesita dinero y mucho. Mientras que autoridades como el comisario de Economía de la Comisión Europea, Paolo Gentiloni, cifra en 600.000 millones de euros las necesidades de inversión anuales para las transiciones verde y digital en Europa, instituciones como el Fondo Monetario Internacional señalan que el camino para alcanzar el objetivo de emisiones netas cero de aquí a 2050 exige aumentar las inversiones de bajas emisiones de carbono de 900.000 millones de dólares en 2020 a 5 billones anuales para 2030.
No cabe duda de que el actual contexto geopolítico, donde la incertidumbre está a la orden del día, está provocando que las empresas cambien sus estrategias de comercio global. Como señala el informe International Business Report (IBR), de Grant Thornton, “los actuales conflictos (como entre Rusia y Ucrania y la escalada de tensión en Oriente Próximo) han provocado un aumento de las sanciones internacionales y han redefinido las alianzas políticas, con los consiguientes cambios en las rutas comerciales”.
Considerada una de las más grandes del mundo, la biblioteca del Congreso de Estados Unidos alberga más de 160 millones de obras. Un tamaño que hace imposible que una persona pueda leer todo lo que alberga. Algo similar ocurre con nuestro genoma, el conjunto de letras que forman el ADN. Hasta ahora, solo se ha leído un 1%-2% de nuestro material genético.
Si a una ciencia que estudia todo lo relacionado con la vida y los organismos, como es la biología, se le aplica la ingeniería y la informática, el resultado es una disciplina que puede suponer una revolución capaz de reimaginar la vida.
La denominación del agua como oro azul no es ninguna exageración: es escasa y es imprescindible para la vida, lo que la convierte en un bien exclusivo. Por ello, como cualquier otro recurso de estas características, su control por parte de los territorios ocasiona conflictos. No en vano, el acceso al agua se ha convertido en uno de los principales problemas geopolíticos del siglo, sobre todo, si tenemos en cuenta que, aproximadamente, la mitad de la población mundial sufre una grave escasez de agua al menos durante una parte del año.