Cofundadora de CANVAS Estrategias Sostenibles
Opinión

En un mundo cada vez más polarizado, hiperconectado y marcado por una aceleración tecnológica sin precedentes, la gestión de los intangibles ya no es una opción ni un valor añadido: es el núcleo de la competitividad empresarial. La reputación, el propósito, la comunicación, la ética y la inteligencia artificial emergen como vectores estratégicos que configuran el presente y determinan el futuro de las organizaciones. Así lo constata Approaching the Future 2025, informe elaborado por Corporate Excellence-Centre for Reputation Leadership y CANVAS Estrategias Sostenibles, que en su décima edición dibuja un cambio estructural en las prioridades de las organizaciones.

En un contexto marcado por la inestabilidad geopolítica, la polarización política y social y los crecientes riesgos ambientales y tecnológicos, la incertidumbre se ha convertido en compañera de viaje de las empresas. El mundo evoluciona de la realidad VUCA (volátil, incierta, compleja y ambigua) hacia un entorno BANI, o FANI, en español (frágil, ansioso, no lineal e incomprensible), y esto obliga a las organizaciones a repensar sus estrategias y a poner cada vez más foco en sus activos intangibles.

La Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas son un marco estratégico global -y local- para los principales retos que enfrentan nuestras sociedades, agravados por el impacto de la COVID-19. Sus ambiciosas metas son una guía para la transformación hacia modelos de desarrollo sostenible a nivel humano y planetario. Si bien cada vez son más los organismos públicos y privados, las políticas y las decisiones empresariales que integran estos grandes retos globales, aún queda mucho por hacer para que toda la sociedad haga realidad los cambios que necesitamos en beneficio del medio ambiente y de las personas.

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