Han pasado dos días desde que el aventurero emitiera un vídeo a través de su canal de Youtube asegurando que su imagen y su labor, defendidas desde hace dos décadas, habían sido una farsa. Mirando a cámara, Frank Cuesta aseguraba que no era herpetólogo, que su santuario no era más que una granja para la que compraba animales en el mercado negro y que ni siquiera tenía cáncer. Horas más tarde, dio la cara de nuevo para dar un nuevo giro a la historia: "Me han obligado a leer un guion, me están acosando". Su hijo, Zape, lo apoyaba públicamente: "No podemos vivir con esta angustia. Me duele ver a mi padre asegurar que no ha estado enfermo cuando yo he visto cómo perdía el pelo con el tratamiento para el cáncer".