Los recursos biológicos sustentan las civilizaciones, garantizando la persistencia de la vida y desempeñando además un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la actividad humana impacta negativamente en los ecosistemas, habiendo alterado ya el 75% del medio ambiente terrestre y el 66% del marino, y abocando al peligro de extinción a un millón de especies animales y vegetales, según datos de la ONU.