Director General de Farmaindustria

Hará falta cierta perspectiva temporal para valorar en su medida el hito asombroso de haber conseguido vacunas contra la Covid-19 en menos de un año. Desde el comienzo de la pandemia se puso en marcha una carrera a gran velocidad para el desarrollo de vacunas, abriendo caminos nuevos para ganar tiempo. Y ello sobre la base de una colaboración, también histórica, entre compañías farmacéuticas, instituciones públicas y privadas de investigación, agencias evaluadoras y gobiernos, sin escatimar ninguno de ellos esfuerzos y recursos. Gracias a ello, un proceso complejo y largo, que suele durar entre 8 y 10 años, se ha cubierto en meses. Es un éxito de todos y un logro sin precedentes.

La pandemia por Covid-19 ha constatado la vinculación estrecha de la salud con la economía y el bienestar del país y la importancia de la investigación en nuevos medicamentos. El papel que en esto desempeña la industria farmacéutica es crítico, puesto que es el sector que acumula el conocimiento, la experiencia, la capacidad organizativa y el músculo económico (procedente de los mercados financieros y de la confianza de inversores grandes y pequeños en las bolsas mundiales) capaces de impulsar la investigación en un campo tan complicado. Nos encontramos ante un sector, el farmacéutico, y un ámbito científico-tecnológico, el biomédico, sin duda estratégicos.

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