Redactor de elEconomista.es

España es uno de los países que más llama la atención a las personas de todo el mundo por su buen clima, su cultura, sus paisajes y sus ciudades. No solo estamos hablando de turistas, ya que cada vez son más los extranjeros que deciden dejar el pasado atrás, hacer las maletas y mudarse a cualquier parte del territorio español para comenzar una nueva vida lejos de casa.

Cuidar un coche no solo depende de pasar inspecciones y llenar el depósito. Sin darse cuenta, muchos conductores adoptan hábitos que aumentan el desgaste de su coche y pueden provocar averías prácticamente irremediables. A veces son pequeños detalles, pero otras veces se trata de maniobras bruscas que aunque parecen inofensivas en el momento terminan dañando componentes claves.

El sueño de cualquier conductor es circular por una carretera ancha, sin demasiadas curvas y en buen estado. Sin embargo, eso no siempre es posible: calles estrechas, caminos sin señalizar, pendientes pronunciadas y un largo etcétera de situaciones que complican la conducción. En ese tipo de vías, uno de los problemas más evidentes es que no queda claro qué vehículos tienen prioridad y cuáles deben ceder el paso.

Para garantizar la seguridad vial, es necesario que todos los usuarios interioricen todas las normas de tráfico y tengan claro cómo actuar en cada momento. Por eso, la normativa de la Dirección General de Tráfico suele ser clara y fácil de entender. Sin embargo, existen algunas excepciones en la carretera que no siempre son conocidas y que pueden generar dudas sobre qué está permitido y qué es ilegal.

La frontera entre la chatarra y el oro es en muchos casos una fina línea difícil de detectar. En el mundo del coleccionismo automovilístico, un coche abandonado durante décadas puede pasar a ser una pieza de museo en apenas unas horas. Es más, mientras algunos vehículos cogen polvo, hay miles de apasionados del motor que sueñan con encontrarse con ellos para darles una segunda vida o ponerlos a la venta y sacar miles de euros.

Para algunos, viajar es mucho más que una afición, es una forma de vida. Hay miles de personas que prefieren la incertidumbre de la carretera a la comodidad de un hogar fijo, hasta el punto de convertirse prácticamente en nómadas modernos que recorren el mundo en cualquier vehículo. Eso supone enfrentarse a desafíos constantes y asimilar que, en cualquier momento, puede truncarse el trayecto con el que llevan años soñando.

Cualquier coche independientemente de lo nuevo que sea y los kilómetros que haya recorrido envía señales constantes sobre su estado. Las más evidentes son los testigos del salpicadero, que advierten al conductor de una avería en el sistema. Otras, en cambio, son más desconocidas para muchos usuarios, pero no por ello son menos importantes. Y es que cualquier detalle puede marcar la diferencia entre un ajuste sencillo o una visita al taller para una reparación importante.

Acumular cosas en un garaje o un trastero hasta olvidar su existencia es normal. Suele pasar con ropa vieja, libros, juguetes e incluso algún mueble. Pero por extraño que parezca, también sucede con los coches. Ya sea porque sus propietarios no conocen su valor, por un despiste o por simple desinterés, hay miles de vehículos antiguos que llevan años abandonados en cualquier rincón sin que nadie les preste atención.

Con el objetivo de reforzar la seguridad vial y reducir al mínimo el número de accidentes en las carreteras españolas, el Gobierno aprobó la entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Circulación el pasado 1 de julio. Uno de los cambios más importantes es la llegada de un nuevo catálogo de señales. Aunque algunas ya existían y simplemente se han actualizado, otras tantas son totalmente desconocidas para los usuarios.

En cualquier carretera de España, ya esté en una gran ciudad o en un pequeño pueblo, es muy habitual ver a coches parados en doble fila. Ya sea por falta de sitio para aparcar, por comodidad o por urgencia, hay muchos conductores que en lugar de buscar una plaza de estacionamiento dejan el coche en mitad de la calzada para recoger a una persona, entrar rápidamente al supermercado o hacer un recado.