La deuda pública europea vuelve a dar un respiro a las carteras más conservadoras, las mismas que en 2018 asumieron pérdidas del 5%. Con una inflación subyacente que aún está lejos del objetivo del Banco Central Europeo (BCE), situada en el 1%, y con unas perspectivas de crecimiento en la zona euro que se desinflan, los bonos soberanos se han convertido en objeto de deseo de los inversores que buscan refugio.