Poco después de que el jueves se conociera el dato de inflación en Estados Unidos, que sorprendió para bien al ser mejor de lo esperado, la rentabilidad del bono americano a 10 años se apresuró a bajar del 4,09% al 3,81%, lo que supone una recuperación por precio del 1,73% en tan solo un día. El movimiento a la baja de su rentabilidad no fue algo aislado, se replicó también en la deuda europea. Y la razón es sencilla: los inversores interpretaron que la política monetaria está siendo eficaz en su objetivo de controlar la inflación y eso podría indicar que la senda de endurecimiento podría ralentizarse.