Las bolsas han recibido el informe de empleo que esperaban. Los datos oficiales del mercado laboral en Estados Unidos iban a servir de guía a los inversores, pero han dejado un mal sabor de boca. En vez de despejar las dudas sobre la envergadura del recorte de tipos de la Reserva Federal (Fed) y sobre si el país se encamina a una recesión, los números han dejado más preguntas que respuestas. Esa falta de conclusiones llevó a un primer intento de rebote, pero una posterior lectura más negativa ha desatado un conato de pánico en las bolsas, parecido al vivido a principios de agosto por el temor a una crisis inminente.