Director del Global MBA con Especialización en Finanzas del IEB

Aunque se espera que el crecimiento mundial en 2025 se estabilice, y mantenga los niveles de 2024, en un entono de desinflación, con normalización de política monetaria, donde todavía los conflictos geopolíticos están vigentes, hay factores que podrían pesar en la economía mundial el próximo año. Los riesgos geopolíticos siguen estando presentes en el horizonte, y serían recalcables tres principalmente.

La economía mundial se enfrenta a un período de crecimiento débil e inflación persistente, con elevados riesgos a la baja. Se espera que el endurecimiento de la política monetaria y la subida de los tipos de interés reales, los elevados precios de la energía, el débil crecimiento de los ingresos de los hogares y la disminución de la confianza afecten al crecimiento, especialmente en 2023. El apoyo fiscal para amortiguar el impacto de los elevados costos de los alimentos y la energía ayudará a limitar la desaceleración, aunque todavía se prevé una leve consolidación en la mayoría de las economías.

Pedro Sánchez, ya presidente del Gobierno, se enfrentó al proceso de investidura con un clima social de crispación, que no se recordaba en España. Después de alcanzar un acuerdo con ocho fuerzas políticas, vamos a ver un Ejecutivo soportado por una coalición Frankenstein, más compleja, si cabe, que la de la última legislatura.

Después de mucho debate, PSOE y Sumar han alcanzado un acuerdo para el apoyo de la coalición de Yolanda Díaz a Pedro Sánchez en la investidura. Reducción de la jornada laboral, ampliación de los permisos por nacimiento, derogar la denominada Ley mordaza o garantizar las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), son los ejes del acuerdo.

Tras la pandemia y la guerra de Ucrania, España encara el 2023 inmersa en una situación muy convulsa. Y todavía quedan curvas. La inflación y la subida de tipos del BCE suponen un freno al crecimiento económico, el bloqueo energético por la guerra de Rusia está dañando en gran medida las economías de Alemania y Reino Unido, que son nuestros principales socios comerciales. Si a ellos les va mal, España se resentirá. Además, el incremento de los tipos de interés podría comenzar a afectar negativamente la demanda interna en España, donde las exportaciones y el sector de la construcción no terminan de despegar.

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