Un vino de Madrid está entre los 100 mejores del mundo, según la revista The Wine Enthusiast. Al margen de estos polémicos listados (también ocurre con los restaurantes), es un vino muy cuidado.
Un vino de Madrid está entre los 100 mejores del mundo, según la revista The Wine Enthusiast. Al margen de estos polémicos listados (también ocurre con los restaurantes), es un vino muy cuidado.
Esto sí. Fusión bien hecha, con poco orden y mucho concierto. Como debe ser una cocina que bebe de distintos puntos del globo. Latasia es uno de los escasos restaurantes de este tipo en Madrid que no defraudan, sino que confirman que la fusión gastronómica, correctamente planteada y ejecutada, enriquece el recetario si se hace con sabiduría y profesionalidad.
Cenar o comer fuera no es la única forma de enriquecerse culinariamente y probar cosas nuevas. La cocina de casa también puede ser un interesante centro de operaciones foodie y los siguientes productos no pueden faltar.
La gastronomía cántabra está de moda. Ya era tiempo de que esta cocina suculenta, basada en sus excelentes productos, saliera de puertas para afuera y demostrara al mundo sus bondades. En Madrid, son varios los establecimientos que se han abierto de cocina santanderina, uno de los últimos y el más serio, Al Socaire, en un local anejo a la Casa de Cantabria.
Una bodega pionera en Jumilla. La familia Abellán, junto al enólogo Joaquín Gálvez, han creado una de las casas más sólidas de esta D. O., en tierras de Murcia.
En el mundo de los champagnes, hablar de Dom Pérignon, son palabras mayores. Vinos únicos que sólo se elaboran cuando el 'chef de cave' considera que su calidad es excepcional: en cada década, serán sólo 4 ó 5 añadas. Por supuesto, siempre sobre uvas procedentes de Grand Crus y con un mínimo de siete años de envejecimiento como mínimo. Y aquellas botellas seleccionadas, excelentes entre las excelentes, siguen reposando hasta los 16 años de maduración sobre lías, hasta alcanzar la Segunda Plenitud (P2), cuando estarán en su mejor momento. Son vinos de tan alta calidad que el paso del tiempo no sólo no los degrada, sino que los potencia y enaltece.
El empresario Alfonso Cortina inició un proyecto personal en los Montes de Toledo con vinos fieles al territorio y vocación de calidad.
La revolución está en marcha. El restaurante Piñera añade ahora a su nombre originario el del chef vasco, y también socio, que se ha hecho cargo de la cocina: Carlos Posadas. Junto a él, Maria José Jurado, como directora y sumiller, forman el tándem perfecto para liderar la completa renovación, con redecoración de la sala y la apertura de un espacio de tapeo, perfecto para almuerzos o cenas informales, a precios reducidos.
Fundada en 1991, esta bodega cambió los parámetros de los tintos de entonces. Vinos hechos desde la viña, impecables y punteras instalaciones... desde entonces se perpetúa esta gran casa situada en la 'milla de oro' de la D. O.
Un restaurante en pleno corazón de la ciudad donde el chef Manu Urbano pelea día a día por dar a conocer la tradición gastronómica sureña. Junto a sus dos socios, Aarón Guerrero y Alex Gray, inauguraron hace un año La Malaje, un local con zona de barra y mesas bajas donde tapear a la altura de los mejores sitios del sur: berenjenas fritas con miel, bienmesabe, croquetas de jamón (espléndidas) o huevas de merluza en pipirrana; como guiño a Madrid, matrimonio de anchoas y boquerones, sin descuidar la española tortilla de patatas, hecha al momento y absolutamente inolvidable. También picoteo de platos con más enjundia, como la sartén de huevos serranos o las carrilleras de ibérico en escabeche. Y generosos por copas, rebujitos...