Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

'Whatever it takes'. Con esta frase el futuro canciller de Alemania y líder del CDU, Friedrich Merz, invocaba a Draghi tras su pacto con el SPD la noche del martes. Esta comparación no es casualidad, pues si bien estas palabras marcaron un punto de inflexión en la crisis del euro, la decisión que han tomado ambos partidos supone un cambio de era completo para Alemania, en plena crisis y, en segunda instancia, para todo el mercado de deuda europeo. El motivo es que los dos principales partidos de Alemania se han puesto de acuerdo para poner fin de forma práctica a la 'regla sagrada de la deuda'.

El petróleo vive días históricos donde una tormenta realmente peligrosa se ha conjurado contra sus precios. El barril europeo (Brent) está tocando los 70 dólares, rozando mínimos de septiembre de 2024. Estos movimientos parecían impensables a comienzos de año cuando el barril percutía los 82 dólares. En ese sentido, dos frentes se han activado de forma crítica en los últimos días para provocar que las caídas que ya venían sucediendo se agilicen. No en vano ya van tres sesiones consecutivas en rojo para el 'oro negro' cediendo de forma crítica desde los 73 dólares. Particularmente este martes se dejan sentir los retrocesos con uno del 1,41%.

Catar se ha convertido en un pilar fundamental en el mercado del gas a nivel mundial. Si bien estamos hablando del sexto productor a nivel mundial con solo 6 millones de metros cúbicos de producción anual (frente a los 33 millones de EEUU o los 22 millones de Rusia), sus reservas son claves para abastecer a Asia y, especialmente, está tomando un rol fundamental en el mercado gracias a su potente inversión en Gas Natural Licuado (GNL). El pequeño estado está realizando un ambicioso proyecto para ser el rey global en este formato. Para ello todo el país se ha volcado en un plan con el que esperan superar a EEUU y controlar el 25% del suministro mundial para final de la década. Este plan se basa, además de una enorme inversión en infraestructura, en la esperanza de que un solo campo crezca hasta tal punto que lleve a la potencia a ser un factor realmente dominante: North Field.

Trump ya está disparando de forma clara sus aranceles y ya han corrido ríos de tinta sobre quienes podrían ser los mayores perjudicados. La economía de la UE, México y Canadá podrían verse claramente impactadas si aterrizan los gravámenes que el republicano ya ha prometido. Sin embargo, si bien Europa puede tener herramientas para plantarse en un pulso comercial de EEUU con argumentos, los mercados del Viejo Continente se plantean como los grandes perdedores de la contienda y esta escalada puede frustrar su gran desempeño en lo que llevamos de 2025.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este jueves que los aranceles que estaban suspendidos sobre México y Canadá entrarán en vigor el 4 de marzo. Sin embargo, esta noticia no ha llegado sola, ya también activará unos gravámenes adicionales del 10% para China en ese misma fecha, extendiendo los que ya impuso el mes pasado. Volviendo a los que impondrá contra sus vecinos, estos serán de un 25%, con un 10% para la energía canadiense. Ya se habían anunciado a comienzos de febrero, pero fueron suspendidos el día 3, a la espera de posibles negociaciones.

Europa ha recibido un gran alivio en los últimos días. Las caídas del 7% en el precio del gas el pasado miércoles han confirmado un desplome generalizado de más de 24% desde máximos de febrero, cuando el precio del megavatio hora llegó a superar los 58 euros. Ahora, tal y como indican los contratos cotizados en la bolsa de Ámsterdam (TTF), los precios ya han descendido hasta rozar los 40 euros. Este abaratamiento supone un gran alivio para un mercado roto por una sucesión de problemas que han ido aplicándose desde noviembre y que han cristalizado en unas reservas mucho más vacías de lo que estaban el año pasado. Ante este panorama y con el imperativo de llegar al 90% de llenado para noviembre, las compras europeas se han disparado, elevando los precios de forma crítica. Ahora se produce un alto en el camino por cuatro grandes motivos: Ucrania, los objetivos europeos, el tiempo y los 'especuladores del gas'.

En un Wall Street marcado cada vez más por los avances febriles de la IA, una empresa inesperada se ha colado en el 'olimpo' de las mayores subidas. Una firma cuyo negocio parece de otro tiempo, Philip Morris, dueña de Malboro, se dispara un 30% en lo que va de 2025. Se trata de la tercera mayor subida de todo el S&P 500 solo detrás de SuperMicro y CVS Health. Estas subidas se han acelerado este mes de febrero pero culminan una potente racha del 70% desde 2024. Estos avances le han permitido, en un momento donde la venta de cigarrillos y tabaco está en horas bajas, poder conquistar máximos históricos con la bendición de grandes analistas como Bank of America, Goldman Sachs o Deutsche Bank.

Más allá de la tragedia humana, la invasión de Rusia a Ucrania generó un gran temor en los mercados: una nueva crisis en el petróleo. Con 6,8 millones de barriles diarios exportados por el país euroasiático, los precios empezaron a bailar al ritmo de la guerra. El primer día ya marcaron subidas del 2,31%. Este fue solo el primer episodio de una era de volatilidad alcista que llevó el precio del barril a subir un 20% y rozar los 120 dólares. Sin embargo, casi tres años después las negociaciones de paz están dejando una sensación que parecía increíble en aquellos meses de caos: nada de lo que ocurra entre Trump, Putin, Zelensky y Bruselas parece perturbar al oro negro, cuyas caídas siguen sucediéndose con la vista más en Riad y en América. Parece que el crudo está cotizando un escenario tranquilo, en el que la economía puede perder ritmo de forma progresiva y los conflictos bélicos parecen menos probables. Esto es, al menos por ahora, lo que descuenta el crudo.

La industria alemana se encuentra ante un ocaso que está amargando a toda Europa. Sus principales referentes y todo el sector secundario se encuentran con unos precios de la energía estructuralmente más altos y una demanda menor. En consecuencia la rentabilidad está en retroceso y, por lo tanto, el sector manufacturero vive una recesión. Esto se ha dejado sentir con claridad en sus grandes referentes, desde el motor hasta el acero, en un camino de sufrimiento cargado de descalabros bursátiles, despidos y pérdidas. Sin embargo, algo muy extraño está sucediendo. ThyssenKrupp, uno de los ejemplos más claros de la crisis metalúrgica, se dispara ya un 150% desde mínimos de 2024 y un 80% en lo que va de 2025.

Se respira desde hace semanas una cierta tranquilidad en el mercado del petróleo. Con un superávit garantizado por la Cuenca Pérmica de EEUU y los países Occidentales, una OPEP destinada a ir retirando sus recortes de producción y una demanda tranquila, los precios parecen bajo control. Sin embargo, este mercado bien abastecido cuenta con una amenaza siempre presente y que ahora ya es una realidad: Irán. Donald Trump ha vuelto a poner en el centro de la diana al país de los ayatolás y su secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha anunciado que impondrán sanciones para que sus exportaciones de crudo se reduzcan desde los 1,6 millones de barriles diarios de petróleo a escasos 100.000. Esta guerra comercial puede tener grandes implicaciones hasta el punto de dar completamente la vuelta a la situación y convertir la actual estabilidad y en un claro déficit que impulse los precios. Pese a todo, el petróleo cotiza este miércoles con relativa calma en la zona de los 72,5 dólares en el caso del Brent, de referencia global.