El futuro del mercado de crudo a nivel mundial está en un momento crítico. Con EEUU y otros países como Guyana o Canadá produciendo a espuertas, el precio del barril parece estar atrapado en una espiral bajista que parece muy difícil de romper. La OPEP no está pudiendo contener el tsunami del fracking y, de momento, solo puede montar un parapeto con unos recortes voluntarios y oficiales que no han conseguido despertar un barril por encima de los noventa dólares. Sin embargo, más allá de la producción, el giro se ha dado desde el lado de la demanda pues China, un verdadero monstruo a la hora devorar crudo, está perdiendo el apetito. Concretamente el gigante asiático ha decepcionado con sus pedidos a medida que su economía no experimenta el crecimiento boyante que hace no tanto se auguraba. Ante esto la esperanza no se ha perdido del todo y ahora pasa a un vecino y rival de Pekín: la India.