
"¡Cuántos Manuel Valls, cuántos Toni Roldán, cuántos Javier Nart, cuántos desmentidos de Macron hacen falta para que recapacite, para que rectifique! ¡Cuántos diputados de Ciudadanos tienen que dimitir para que Ciudadanos sea lo que se esperaba de ellos!". Los intentos del PSOE por convencer a Ciudadanos de que facilite la investidura de Pedro Sánchez no cesan a pesar de que tras la crisis de dimisiones abiertas, la formación naranja dejó claro que se mantendría en el no.
Con esas palabras, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, se dirigió ayer a Albert Rivera en busca de una solución para su papeleta particular: la de lograr los apoyos que el candidato socialista lleva buscando casi dos meses para mantenerse en Moncloa.
El PSOE intentó ayer cazar el balón que lanzaron las bajas del partido del diputado Toni Roldán y la dimisión de su ejecutiva del eurodiputado Javier Nart para pedir a Ciudadanos que eliminara el veto sanitario impuesto al PSOE, uno de los motivos que propiciaron las salidas en Cs, y que se abstuviera o, en un caso más idílico, apoyara la investidura de Sánchez para la que aún no hay fecha pero que desde Moncloa se confirma para julio. Lo hizo después de una nueva reunión, esta sorpresa, en Moncloa con Casado, que tampoco cosechó avances.
"Huir hacia adelante, jugar al cuanto peor, mejor y subir al monte más escarpado a su derecha no es bueno para nadie. [...] Nadie quiere que pacte con Vox acuerdos secretos como el de Palencia, ni que imite a la extrema derecha ni que boicotee la legislatura". La insistencia de Ábalos choca, sin embargo, con los planes del partido de Rivera.
Ciudadanos mantiene su ritmo
Tras la crisis abierta ayer, Inés Arrimadas se encargó de insistir en que el partido mantendrá el rumbo que emprendió en las elecciones andaluzas y que tiene un doble objetivo: dar ni la hora al PSOE de Pedro Sánchez y conseguir comer todo el terreno al PP para erigirse el líder de una orientación más a la derecha.
Ciudadanos entró en el Parlamento español en 2015 con el afán de superar el eje derecha-izquierda. Ha sido precisamente la estrategia orientada a la derecha la que ha abierto al partido en canal desde varios flancos.
El encontronazo con Manuel Valls por la investidura de Ada Colau y el desmentido desde el Elíseo de Emmanuel Macron asegurando que no ha apoyado ni en público ni en privado la estrategia naranja hicieron evidente un distanciamiento entre algunos sectores en el seno del partido que se evidenció el lunes pero que no parece que vaya a traducirse en una carta ganadora para el PSOE.