
¿Se ha parado a pensar qué fácil es hacer oídos sordos a ruidos ajenos? ¿Tan fácil que ni siquiera se da cuenta de cuándo se detiene? Los inversores tienen buena mano para hacer caso omiso a indicadores económicos que, realmente, deberían seguirse de cerca. De hecho, ahora mismo lo están haciendo con uno que resulta fundamental para invertir a escala mundial: la curva de tipos. Agudice su oído, porque su sigilosa mejora es digna de atención. Durante más de un siglo, la curva de tipos se consideró un excelente indicador económico adelantado. La curva de tipos representa los intereses de la deuda soberana cuyos vencimientos van, de izquierda a derecha, desde los 3 meses hasta los 10 años. Cuando los tipos a largo plazo superan a los tipos a corto plazo, la curva forma una pendiente positiva (lo que, históricamente, se ha interpretado como un factor alcista). Por el contrario, cuando los tipos a corto superan a aquellos a largo, se denominaba una curva de tipos invertida, y se decía que generalmente auguraba una recesión.
La curva actúa como un instrumento que, normalmente, permite predecir las tendencias relativas a los préstamos bancarios. Los bancos piden prestado a corto plazo (mediante repos o depósitos) para financiar préstamos a largo plazo y se benefician de la diferencia. Así, pues, las curvas más pronunciadas se traducen en mayores beneficios: los bancos están dispuestos a prestar más, lo que estimula el crecimiento. Las curvas de tipos invertidas minan la rentabilidad, lo que repercute en la concesión de préstamos y en el PIB. Durante décadas, fue un indicador infalible. Por eso la mayoría de los inversores lo utilizaba, especialmente los estadounidenses. No es de extrañar, ya que su país constituye una de las principales potencias mundiales. Pero no todo es lo que parece, ya que la curva es solo un indicador. Lo importante es que los bancos sigan concediendo préstamos. Centrarse únicamente en la curva de tipos funcionó hasta que dejó de hacerlo.
Tras la caída bursátil de 2022, las curvas de tipos se invirtieron, alimentando así los temores de recesión. A pesar de ello, la concesión de préstamos aumentó. Si bien el PIB de Países Bajos y Alemania se contrajo, se trató de una mera excepción. El PIB de España se expandió. La eurozona y EEUU siguieron la misma tónica. Ante esta sorpresa, la renta variable repuntó. La curva permaneció invertida en 2023 y durante gran parte de 2024, pero la renta variable y el PIB prosiguieron al alza. Muchos pensaron que su mecanismo de predicción había comenzado a fallar y la dejaron de lado.
Pero ¿qué es lo que realmente "falló"? En realidad, los bancos disponían de cantidades ingentes de depósitos a tipos bajos durante la pandemia. Los depósitos estadounidenses se dispararon un 20,8% interanual en 2020 y un 11,7% en 2021, y siguieron siendo elevados en 2022 y 2023. Pero no fue un hecho aislado: en el resto del mundo se podía observar un panorama similar. Por ejemplo, en España, los depósitos de los hogares y de las empresas no financieras crecieron moderadamente, pero, aun así, registraron alzas interanuales del 9,6% y el 3,7%, en esos dos años. La eurozona no fue una excepción, anotando un 10,8% en 2020 y un 5,2% en 2021. Gracias a los depósitos de bajo coste, la concesión de préstamos siguió siendo rentable, a pesar de que el BCE subió sus tipos a máximos del 4,5%, como otros bancos centrales. Actualmente, las curvas de tipos, sin llamar la atención de nadie, han empezado a registrar una pendiente positiva, lo que refuerza los beneficios conseguidos por los préstamos. Este cambio se debe, por un lado, a los recortes de los tipos a corto, como los ocho del BCE (que, al contrario que en 2022, en la actualidad favorecen a los bancos, ya que redujeron sus costes de financiación, lo cual les permitió disminuir el exceso de depósitos).
Y, por otro lado, a la subida de los tipos de a largo (que muchos inversores temían sin razón).Hace mucho tiempo calculé una curva de tipos mundial ponderada por el PIB, basada en la premisa de que el dinero fluye libremente por el mundo. Hace un año, la curva se encontraba invertida, dado que el rendimiento de los bonos soberanos internacionales a 10 años era -1,1 puntos porcentuales inferior al de sus homólogos a 3 meses. Pero, ahora, la cifra es positiva (0,35 puntos), lo que corresponde a un sigiloso cambio de 1,46 puntos porcentuales. Si bien esta herramienta no puede ayudarnos a descartar la posibilidad de presenciar una recesión o un mercado alcista, en estos momentos se encuentra en terreno positivo, lo que constituye un factor alcista. La pronunciación de la curva de tipos estadounidense no fue tan sorprendente, pues pasó de -1,37 puntos porcentuales a -0,13 (una tendencia relativamente plana). Por el contrario, la del continente europeo pasó de -0,69 puntos a 1,07: un cambio remarcable de 1,76; la del Reino Unido, de -1,16 a 0,33; y la de España, de -0,40 a 1,20. Estos cambios revisten importancia, sobre todo, porque la mayoría decide no hacerles caso.
En aquellos países y regiones en los que sus respectivas curvas registraron una mejora todavía más notable, los mercados de dichos lugares repuntaron aún más. En 2025, las acciones no estadounidenses han eclipsado a las de Estados Unidos gracias al repunte del 11,2% del MSCI Europe a mediados de agosto, mientras que las estadounidenses han anotado un ligero descenso (-2,4%). Es cierto que el país más afectado por los aranceles es EEUU. Pero esta curva de tipos más pronunciada que vemos en Europa da paso a tocar otro tema. Este tipo de curva pronunciada facilita el liderazgo de las acciones de valor, caracterizadas por un nivel de crecimiento más bajo y una valuación más barata. Si bien estas acciones abundan en Europa (España incluida), EEUU es la cuna de los valores tecnológicos. En lo que va de 2025, las acciones de los bancos constituyentes del MSCI Europe han registrado una revalorización del 50%, toda una victoria aplastante contra las tecnológicas estadounidenses, con una subida del 2,0%. Los bancos españoles anotaron unas alzas todavía mayores, ni más ni menos que del 83,9%. Pero ¿a qué se debe esta evolución? El cambio de tendencia en las curvas mundiales impulsa los beneficios bancarios. La banca española representa casi la mitad del mercado, por lo que no extraña su liderazgo mundial.
Los sectores orientados al valor de Europa y España también van a la cabeza, con una subida del 19,9% y el 28,6%, respectivamente. La concesión de crédito permite destinar más capital al crecimiento. Las curvas de tipos positivas a nivel mundial no serán el único determinante de la senda que tomarán los parqués en el futuro. Pero es, sin duda, una herramienta ignorada que augura un porvenir halagüeño. Espere una continuación de la tendencia actual con el liderazgo de las acciones europeas y españolas.