Desde el 1 de enero de 2024 las empresas europeas han entradoGen una nueva era en la que deberán reportar las acciones que están realizando en materia de sostenibilidad en toda su cadena de valor. La entrada en vigor a principios de año de la Directiva (UE) 2022/2464 del Parlamento Europeo y del Consejo de 14 de diciembre de 2022, también conocida como Directiva de Información Corporativa en materia de Sostenibilidad (CSRD por sus siglas en inglés), se considera clave porque establece medidas más rigurosas para la divulgación de información sobre sostenibilidad por parte de las corporaciones. Este nuevo marco es una revolución que pretende colocar a la sostenibilidad al mismo nivel de importancia que las cuentas financieras de una compañía, exigiendo la presentación de una información detallada y transparente. Esta seguirá unos indicadores homogéneos que facilitarán su comprensión y la realización de comparativas entre empresas, y considerará todos los aspectos sociales y los relacionados con el medio ambiente. De esta manera, se pone a disposición de los consumidores y ciudadanos una información clara de las empresas con las que interactúan, para que cada uno elija con conciencia aquellas que considere más adecuadas.
Las compañías deberán presentar una descripción de su modelo de negocio, su cadena de valor, los productos, servicios y relaciones comerciales que mantienen, así como su cadena de suministro. También deberán explicar su estrategia en materia de sostenibilidad y su capacidad de resiliencia frente a riesgos, así como el impacto negativo que podrían producir y las medidas para su prevención, mitigación y corrección, con plazos concretos. También será necesario detallar los progresos realizados, si se cuenta con sistemas de incentivos vinculados a la sostenibilidad y demostrar que los órganos de administración y supervisión de la compañía poseen conocimientos especializados en este campo. Con toda esta información, se valorará de qué manera la compañía puede afectar a la sociedad y al medio ambiente, pero también cómo estos la afectarán a ella.
La implantación de la nueva normativa se irá realizando gradualmente, y habrá un periodo de adaptación. Afectará a las empresas que cotizan en los mercados regulados de la UE, incluyendo las pymes, pero excluyendo a las microempresas; también a grandes compañías que durante dos años fiscales consecutivos cumplan al menos dos de los siguientes criterios: tener un promedio de 250 empleados, un balance total de 20 millones de euros o una facturación neta de 40 millones de euros; y a las empresas no europeas con un volumen de negocio neto superior a los 150 millones de euros en cada uno de los dos últimos ejercicios fiscales que posean una filial en la UE que cumpla con los criterios comentados.
Aquellas compañías que ya están sujetas hoy a la ley NFRD seguirán en la misma situación hasta que llegue el ejercicio en que les corresponda aplicar la nueva normativa CSRD.
Es un marco normativo unificado para todos los Estados miembros de la UE que reforzará la posición de Europa como líder mundial en sostenibilidad. Una directiva que sin duda animará a muchas empresas, especialmente a las medianas y pequeñas, a adoptar prácticas sostenibles y transparentes que ayudarán a aumentar la conciencia ambiental y social. Y fomentará modelos de negocio más circulares y responsables que poco a poco irán apartándose del tradicional modelo lineal de "extraer,producir,tirar" hacia una gestión eficiente de los recursos. Eso sí, exigirá la implicación de todos los trabajadores.
La obligatoriedad de documentar todas las acciones realizadas y previstas por las compañías, convirtiendo al Estado en un auditor externo, acabará con las prácticas de greenwashing que desgraciadamente se producen. En definitiva, se trata de un avance significativo en la ruta hacia un futuro más responsable que redundará en beneficio de todos.