
Poco después del estallido de la pandemia el Gobierno de Pedro Sanchez se planteó la intervención de las eléctricas y de otras compañías de servicios públicos con la excusa de garantizar el flujo de suministros a la población. Ahora, en plena guerra con Ucrania, ultima los detalles para poner sobre la mesa de sindicatos y de patronal un pacto para limitar los beneficios y dividendos de las empresas a cambio de que los trabajadores asuman un incremento moderado de sus retribuciones.
En una reciente entrevista en La Sexta, Sánchez pidió una "moderación de márgenes y beneficios". Asimismo, en su posterior intervención en el pleno del Congreso advirtió que la guerra tendrá "un coste" para España y solicitó que todos los actores de la sociedad hagan un "sacrificio" y "compartan parte de los daños".
La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, también anunció el pacto de rentas en la última reunión de los titulares de Economía y Finanzas sin concretar cómo sería su ejecución, según informó elEconomista.
La propuesta está aún verde y llena de incertidumbres. Lo único que se sabe es que se trataría de un pacto plurianual, de manera que el trabajador recupere en los próximos años el poder adquisitivo perdido en el actual. Sólo el 16 por ciento de los contratos tiene cláusulas de garantía que vinculan los salarios a la evolución de los precios, para evitar precisamente rebrotes inflacionarios como el que vivimos.
El último precedente que se conoce nos remite a tiempos de la dictadura franquista. El ex presidente del Gobierno de Arias Navarro, aplicó en un plan en términos parecidos a comienzos de los años setenta para combatir un incremento rampante de la inflación, que llegó al 30 por ciento, a causa de la escasez de petróleo.
El aumento desbocado de los precios se prolongó durante años y concluyó con los Pactos de la Moncloa, en el que sindicatos y agentes sociales acordaron una moderación de los salarios a cambio de que las empresas contribuyeran a mejoras sociales, como el pago de las cuotas a la Seguridad Social.
¿Quiere Sánchez emular los Pactos de la Moncloa? Eso parece, ya que su plan será negociado con los sindicatos y los agentes sociales, como en aquella ocasión.
El Ejecutivo, probablemente, aclare su iniciativa en la reunión que la vicepresidenta Calviño, tiene este lunes con los agentes sociales. Pero existe un precedente, la legislación sobre los Erte prohibía la redistribución de un dividendo a las empresas que se acogieran a los expedientes de regulación.
Esta vez cuenta con la aquiescencia de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien volvió a la carga con restringir los beneficios de las eléctricas, en presencia de la responsable en materia energética, Teresa Ribera. La vicepresidenta tercera asumió sin rechistar la sugerencia de Díaz porque, al parecer, fue la instigadora del pacto de rentas, y cuenta con el respaldo incondicional del secretario general de CCOO, Unai Sordo, su gran valedor en la negociación colectiva.
Sordo se mostró entusiasmado con la iniciativa cuando Sánchez lo expuso a los agentes sociales en La Moncloa, incluso se entretuvo en explicar en detalle cómo podría funcionar ante el resto de los asistentes, según fuentes consultadas por elEconomista.
El líder de CCOO es partidario, además, de aprovechar la reforma fiscal pendiente para incrementar lo recaudado en el impuesto de sociedades. En este aspecto, como en otros, la unidad sindical es patente, ya que desde UGT también se reclama una política que limite los dividendos.
Para sorpresa de propios y extraños, sindicatos y Gobierno han encontrado un aliado inesperado en el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Coos, quien apela a "repartir el esfuerzo" entre empresas y trabajadores, así como a "una moderación de los márgenes empresariales junto a los salariales".
Por el contrario, el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, ha comenzado a levantar su voz contra esta maniobra. Desde la CEOE se recuerda que las empresas están ya haciendo "un esfuerzo significativo para no repercutir todo el aumento de los precios al consumidor final". "Esto ya implica una reducción significativa de los márgenes empresariales", afirman en la patronal.
El Ejecutivo presentará el próximo 29 de marzo un paquete de medidas a Bruselas, que combine los recortes de impuestos a los productos más golpeados por la inflación, con medidas para atajar el alza de la luz ó el pacto de rentas.
El crecimiento se mermará entre punto y punto y medio por culpa de la guerra con Ucrania, según la OCDE. Los economistas advierten que para resolver el problema hay que ir a sus orígenes y que las medidas esbozadas por el Ejecutivo tendrán un efecto escaso.
Subvencionar los combustibles es una medida cosmética de cara al ciudadano. Sería preferible entregar un cheque como hizo Trump en EEUU ó en nuestro país vecino, Portugal, porque subvencionar los combustibles estimularía su demanda. Otra opción es actuar sobre los sectores afectados, subvencionando a los transportistas ó a la industria electrointensiva, para evitar la paralización de sus fábricas, anunciada estos días.
La actuación más importante de las conocidas hasta ahora es topar el gas en 180 euros el megawatios en el pool que determina los precios mayoristas de la electricidad, aproximadamente la mitad del coste actual.
El plan se ha enfrentado hasta ahora con la oposición de Europa, que obligó a retirar este tope hace poco más de un año, en beneficio del libre mercado. Desde la patronal eléctrica no se ve con malos ojos la medida, siempre que sea de manera temporal. El inconveniente es que la diferencia entre el coste real y el intervenido genera un déficit de tarifa, que habrá que pagar entre todos.
La vicepresidenta Díaz quiere reconciliares con la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, o el portavoz de la formación moderada, Pablo Echenique, mediante una propuesta tan simple como carente de sentido: si el origen del problema está en los precios energéticos, que las eléctricas carguen con un impuesto extraordinario por cinco años para compensar a los sufridos usuarios. ¿Y qué culpa tiene las eléctricas de la subida de la luz? El origen está en el gas, así como en el alza desbocada de otras materias primas, por culpa del conflicto bélico
Después de más de una década inyectando dinero por parte del Banco Central Europeo para mantener la economía a flote, la única manera de prevenir el shock de los precios es recurrir a la fórmula de toda la vida, advierten los expertos: la subida de los tipos de interés. La Reserva Federal y el Banco de Inglaterra han empezado a mover ya ficha y la presidenta del BCE, Christine Lagarde, comienza a sopesar esta opción.
Sánchez y Calviño, sin embargo, tienen pánico a un encarecimiento de la financiación. En estos momentos, en el que el Estado tendrá que volver a echar mano de las arcas públicas para compensar a los ciudadanos, una subida del precio del dinero descuadraría el gasto público, ya excedido, y obligaría a anunciar ajustes presupuestarios. Justamente lo que Sánchez quiere evitar a toda costa, aunque la economía lo necesita.
Para más Inri, el pacto de rentas que quiere sacar adelante el Gobierno, si se mantiene en el planteamiento actual, supondría acabar con la libre asignación de recursos del mercado mediante una intervención de la economía, que no resolverá el problema de la inflación. Más bien se trata de un parche para ganarse a corto plazo a la opinión púbica, que elude atacar los problemas con un ajuste del gasto y con medidas de apoyo a los sectores afectados para el alza de precios, lo que hará inevitable el alza de los tipos de interés a medio ó largo plazo.
PD.-Entretanto, sorprende la falta de reflejos del Gobierno para sentarse con los transportistas en busca de una solución urgente a la huelga de las pequeñas empresas del sector, que provoca un desabastecimiento de muchos productos y encarecerá más los precios. Sánchez mantiene su gira europea en busca de apoyos para sus planes como si nada pasara.
Pero agricultores, ganaderos ó industrias alimentarias, siderúrgicas, o de la construcción sufrirán daños irreparables en sus cuentas por culpa de la parálisis de la actividad. Si la situación se prologa acabará afectando al empleo.