
Si preguntamos a alguien si sabe dónde se están tomando en estos días las principales decisiones clave para el futuro de la economía mundial estoy convencido de que nos diría que en algún lugar emblemático del mundo. Sin embargo, ese lugar se encuentra alejado de las grandes capitales, a pocos kilómetros de donde vive el oso Yogui, en un lugar llamado Jackson Hole, donde se reúnen los principales representantes de los bancos centrales mundiales protagonizado por la Fed. Este evento podría marcar un punto de inflexión y una nueva hoja de ruta en la política monetaria de la Fed y, con ello, marcar las decisiones de sus principales "followers" como son el BCE y el Banco de Inglaterra que más temprano que tarde se verán obligados a marcar las decisiones de la Fed con un "like" debido a la globalización de la economía y el efecto sobre el euro y los mercados financieros.
La inflación es como cuando nos tomamos una copa al salir con los amigos, la primera sienta bien, te anima e incluso te alegra la noche, pero a partir de la tercera te mareas, no disfrutas y si vuelves conduciendo a casa, te multarán por conducir ebrio y te llevarán a la cárcel. Lo que parecía un buen plan se ha transformado en una pesadilla simplemente por el exceso. Y esto es lo que hace meses genera temor entre los agentes económicos pues estamos emborrachando de dinero nuestra economía.
La inflación mantiene una senda alcista en las economías avanzadas como consecuencia de los estímulos monetarios adoptados por los principales bancos centrales de EE.UU., Europa, Reino Unido, Japón y otros, intensificando la política monetaria expansiva para combatir las consecuencias mundiales de la pandemia. Esto se ha traducido en una lluvia de billones de dólares sacados de la chistera mágica de la banca central, así como recortes prolongados en los tipos de interés que actualmente siguen estando en negativo.
Las decisiones de la Fed condicionan al resto de bancos centrales y aunque la inflación ha aumentado en todas partes, en el caso de EEUU, el anfitrión de Jackson Hole, está alcanzando niveles del 5,4% que podrían aumentar en los próximos meses poniendo en riesgo su crecimiento económico, el empleo y, algo muy importante, su papel como potencia hegemónica mundial ahora que se disputa el trono con China. Hay que recordar que en EEUU hace muchos años que no han visto niveles de inflación como los actuales, pues están acostumbrados a moverse en niveles de inflación media del 1,5% en los últimos 20 años y hay que remontarse a principios de los 90 para alcanzar valores como los actuales. Por tanto, es muy probable que, en unos meses, la Fed inicie una retirada progresiva de estímulos aumentando los tipos de interés mientras el BCE mira de reojo en una eurozona donde no hay consenso sobre el mantenimiento de las políticas monetarias con tipos de interés negativos que llevan a los mercados a territorio desconocido con riesgo de japonización de la economía, pues la recuperación y la inflación en la UE no es tan vigorosa como en EEUU. y eso permitiría mantener los estímulos actuales.
Ahora bien, hay que preguntarse si la inflación se puede cronificar en nuestras economías como consecuencia única de las políticas monetarias o hay otros factores de la economía real que están contribuyendo significativamente, pues es cierto que la masa monetaria se ha multiplicado por dos en los últimos 10 años tanto en EE.UU. como en Europa. Pero no es menos cierto, que estamos viendo cómo la subida generalizada de precios parece responder a incrementos de costes más que a un desajuste entre la oferta y demanda pues no tenemos más que mirar el aumento del precio de la electricidad y los combustibles. Así pues, si sufrimos una inflación de costes, el riesgo de aumento estructural de precios es elevado y golpearía en la línea de flotación a los planes de recuperación ya que la incertidumbre y el aumento de costes de los suministros hace que los empresarios trasladen dichos aumentos al precio final del consumidor, lo que a su vez contrae la oferta y demanda poniendo en riesgo la recuperación económica, pudiendo incluso llevarnos a una situación de estanflación, que sería la puntilla de algunas economías que siguen convalecientes, como la nuestra.
Y los costes están aumentando por tres razones clave que los expertos de Jackson Hole no van a resolver, por un lado, la interrupción de las cadenas de suministro que conlleva roturas de inventarios de componentes clave en sectores industriales, así como el encarecimiento de los costes de transporte terrestre y marítimo, que aumentan por el precio del combustible y la escasez de fletes internacionales de contenedores. El agotamiento de inventarios se hace visible en muchos establecimientos minoristas de sectores como la automoción, ropa, informática, alimentación y otros. Por otra parte, escasez de mano de obra, pues en países como EEUU hay más de 9 millones de puestos de trabajo que no consiguen cubrir por falta de mano de obra, igual que en Canadá y otros países europeos, lo que exige aumentar los salarios. Por último, la inflación oportunista pues algunos empresarios intentan recuperar aceleradamente las pérdidas sufridas durante la pandemia mediante fuertes aumentos del precio de determinados productos de consumo diario, como puede ser un café.
Quizás hayamos cruzado el punto de no retorno y entremos en un círculo vicioso del que será difícil salir a pesar de las decisiones de Jackson Hole, pues la inflación que estamos viviendo, no sólo tiene origen monetario sino también en la economía productiva.