Opinión

El milagro fiscal de Joe Biden

  • Por primera vez es posible una armonización de la tributación de las multinacionales
  • Nuestros sistemas impositivos siguen diseñados para una era de carácter industrial
El presidente de EEUU, Joe Biden, protagoniza importantes avances en materia fiscal.

Los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G-20 aprobaron recientemente el histórico acuerdo sobre la fiscalidad de las empresas multinacionales. El acuerdo establece un tipo mínimo del impuesto de sociedades de al menos el 15% a las empresas con una facturación que supere los 750 millones de euros, y sitúa en el foco a todas las compañías que tengan una facturación mundial superior a los 20.000 millones de euros y una rentabilidad (ratio beneficios sobre ingresos) superior al 10%.

El acuerdo fue previamente consensuado el 1 de julio por 130 de los 139 países de la OCDE, tras el pacto del 5 de junio de los ministros de economía del G-7. En poco más de un mes la propuesta que impulsó en origen el presidente Joe Biden se ha convertido en una realidad. La variable temporal es importante.

Momento estelar de la humanidad

Esto es un hecho histórico sin precedentes, que hay que celebrar. Tiene una profundidad mucho mayor de lo que se puede observar a simple vista. Es un punto de inflexión en la historia, un momento estelar de la Humanidad. Voy a intentar poner todo esto en perspectiva.

Nos encontramos en medio de la transición entre dos épocas diferentes: la industrial y la digital. Mientras que transiciones anteriores se produjeron en siglos (de la sociedad feudal a la industrial) o en milenios (del neolítico a la edad de bronce), esta transición se está produciendo en apenas décadas. En este contexto es importante entender que gran parte de nuestro actual sistema financiero está diseñado para una época industrial.

El sistema fiscal en concreto hunde sus raíces en el mundo industrial. Se recaudan impuestos de todo aquel capaz de generar riqueza en aquella economía: las fábricas, las empresas, los trabajadores o incluso los medios productivos de aquellos trabajadores, por ejemplo, los vehículos. Así tenemos en la actualidad tanto a las pymes como a los trabajadores bajo una gran presión fiscal. El caso del vehículo es paradigmático, representando una recaudación en España de entre 30.000 y 40.000 millones de euros al año por diversos impuestos y tasas (matriculación, hidrocarburos, IVA del vehículo y combustibles, el impuesto municipal o la tasa de la ITV, entre otros).

Y bajo ese sistema fiscal industrial aparecen los grandes fondos de inversión, las grandes tecnológicas o las multinacionales. ¿Cómo se crea el valor en un mundo digital? Básicamente gestionando información es sus múltiples facetas, incluida la financiera. La logística es gestión de información, con tipos de interés cero podemos financiar a nuestros clientes, y así apalancados por la tecnología optimizamos las estructuras financieras, obteniendo una escalabilidad exponencial.

La creación de valor en el mundo digital está en la gestión de la información. ¿Cómo se venían recaudando los impuestos en el mundo digital hasta el acuerdo del G-7? De la misma forma que se recaudaban en el mundo industrial. Las grandes multinacionales, entre otros nativos digitales, campaban a sus anchas, el sistema fiscal no estaba hecho para ellos.

Y es precisamente por esto por lo que se están produciendo grandes paradojas. La deuda pública de un gran número de países supera con creces el 100% del PIB, y subiendo, al mismo tiempo que la capitalización conjunta de las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) supera los nueve billones. La Reserva Federal estadounidense aumenta la base monetaria por el Covid en tres billones, llegando hasta los seis billones, mientras que las principales fortunas del mundo durante el mismo periodo aumentan en 3,2 billones, y BlackRock gestiona activos por valor de nueve billones de dólares. Parece evidente que algo no funcionaba bien del todo, ¿no?

Un sistema fiscal industrial en un mundo digital por sí mismo ya explica un gran número de los desequilibrios. Si a esto añadimos una Administración Pública también obsoleta, con miedo al cambio y protegida por partidos populistas, podemos ir tomando conciencia de la magnitud del problema ante el que nos encontramos.

¿Cuál es la solución? La reforma radical del sistema fiscal. No hay otra solución, y solo hay una manera de hacerlo: de forma global, evitando así el ventajismo de aquellos países que mediante el dumping fiscal pudieran dar cobijo a las escurridizas multinacionales. Además, esta solución debe realizarse de manera coordinada y rápida.

¿Es posible llegar a un acuerdo de estas características con todos los países del mundo en esta dirección? Si me hubieran preguntado hace un mes y medio hubiera respondido que es imposible. Hace un mes hubiera dicho que todavía hay que convencer a todo el G-20. Ahora compruebo con asombro cómo el milagro ha sucedido. Joe Biden ha sido capaz, y espero que solo sea el principio, ya que todavía queda mucho trabajo por hacer, tanto en el ámbito social como en el medioambiental.

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Comentarios 1

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Manolo AB
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Hallazgo histórico de Joe Biden!!! No, señor, no. El texto parte de un error, que da por hecho. Y es, que haya que dar dinero al estado para que siga "mal gestionando" con la excusa del reparto igualitario y el bienestar social. El dinero, debe estar en manos del contribuyente. Es una desgracia, con la connivencia por supuesto, de todos los gobiernos del mundo. El ciudadano productor, cada vez más desmotivado y pobre.

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