Opinión

Retorno a la Conformista y Vieja Normalidad

Aunque los datos de mayo sean positivos no se puede caer en la complacencia

El avance del proceso de vacunación y el control de la pandemia están acelerando la actividad económica en España. Después de una contracción de casi 11 puntos en 2020, en enero de 2021 el Fondo Monetario Internacional (FMI) previó un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 5.9% para final de año. En abril la previsión para el mismo período fue del 6.4%. Frente a un horizonte más despejado y predecible, la inversión empresarial comenzó a repuntar y el ahorro de los hogares a transformarse en consumo.

Los datos de empleo están replicando este comportamiento. Tras un duro ajuste en 2020, mitigado por el papel de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), 2021 muestra una clara aceleración de la creación de empleo. En el mes de mayo, el paro registrado cayó en casi 130.000 personas, hasta los 3.781.250 desempleados. En términos desestacionalizados, la caída fue de 30.000 personas. La afiliación mensual media creció en 196.475 trabajadores hasta los 19.267.221, ligeramente por encima del dato para febrero de 2020. Este patrón e repite en casi todos los sectores y categorías laborales.

Dos vientos de cola están impulsando la recuperación: el consumo y la inversión empresarial. Desde el punto de vista del consumo, los datos de gasto con tarjetas de crédito publicados por el BBVA a través de la plataforma www.360smartvision.com, muestran incrementos espectaculares en todas las categorías. En términos interanuales, el consumo en restaurantes ha crecido casi un 1000%, en hoteles cerca del 570% y en transporte casi un 300%. El ahorro forzado por la pandemia y el realizado por motivo precaución es el gasto que hoy dinamiza las contrataciones.

En cuanto a la actividad empresarial, el Índice de Gestores de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) se sitúa cómodamente en el territorio de la "expansión" económica, tanto para manufacturas como para servicios. Pese a ello, la expansión registrada es menor que para el conjunto de la Eurozona en ambas categorías. Este hecho sugiere, primero, que el mayor crecimiento del PIB previsto en España en 2021 respecto de los países de nuestro entorno podría ser consecuencia de la profundidad de la recesión de 2020 y del retorno a los patrones de crecimiento pre-COVID. Y, segundo, que una vez que el impulso del ahorro privado pasado se agote, la actividad económica podría enfriarse, lo que ralentizaría la creación de empleo y la "digestión" de los ERTES en vigor.

913.363 trabajadores tienen derecho a percibir una prestación contributiva por el llamado ERTE COVID-19. El cálculo de la tasa de paro equivalente, obtenida a partir de los datos mensuales de EUROSTAT, de la agregación del desempleo registrado con los trabajadores en ERTE, y del ajuste de la población activa, se situaría entonces en cerca del 20% de la población activa. Unos 4 o 5 puntos por encima de la tasa oficial.

No podemos caer en la complacencia, aunque los datos de empleo del mes de mayo sean muy positivos. La disfuncionalidad de nuestro mercado de trabajo y el débil crecimiento económico van a seguir ahí cuando despertemos de este mal sueño. La tasa de desempleo juvenil roza el 40%. Los síntomas de que algo no funciona en nuestro mercado laboral son abundantes. Los trabajos académicos que alertan de problemas de productividad, dualidad y rigidez son innumerables. También las propuestas de reforma.

Larry Summers lleva semanas advirtiendo de que ni siquiera con los planes de estímulo de la Administración Biden Estados Unidos escapará de la trampa del estancamiento secular (baja productividad, bajo crecimiento…). Hacen falta reformas más ambiciosas. La misma reflexión puede aplicarse a España y a los fondos NextGen de la Unión Europea. Su impacto no se maximizará si no se acompañan de otras medidas para favorecer la adaptación de nuestra economía a la crecientemente exigente competencia internacional. Esto implica adaptar nuestra legislación laboral a las necesidades empresariales del Siglo XXI, entre otras cosas. La recuperación de la próxima crisis no debería llevarnos a una decepcionante, conocida, conformista y vieja normalidad.

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