En víspera de conocer los datos de marzo, que la ministra Calviño ya ha avanzado que no son positivos, las cifras reales del desempleo en España suponen una bomba de acción retardada que amenaza con provocar un estallido social alimentado también por la prolongación de la crisis sanitaria y los recortes que va a imponer Europa para recibir los dineros del fondo de reconstrucción, además del retraso si es que llegan.
Porque, más allá de esos datos oficiales que superan ya los cuatro millones de parados, la situación cierta del mercado de trabajo en España, eliminando el maquillaje estadístico del Servicio Publico de Empleo Estatal descubre una realidad de casi siete millones de españoles en situación de desempleo, el 28,5 por ciento de la población activa. Cifra esta que supera ampliamente la alcanzada durante los peores meses de la crisis de 2009-2012 y que emerge de sumar a esos cuatro millones del SEPE, los 900.000 trabajadores afectados por los ERTE, lo más de 500.000 autónomos en cese de actividad, otros 400.000 demandantes de empleo con disponibilidad limitada y los 300.000 parados que realizan cursos de formación.
Son números que cantan y dramas personales que no se pueden justificar sólo en la pandemia si los comparamos con los del resto de socios europeos, también afectados por el COVID. Incluso aceptando los maquillados datos oficiales, las últimas cifras de Eurostat nos sitúan como el segundo peor país de la Unión en crecimiento del paro en los doce últimos meses. En concreto la tasa de desempleo ha subido 2,5 puntos desde marzo del año pasado, pasando del 14,2 al 16,4 por ciento de la población activa, superado sólo por el 2,7 de Lituania y triplicando el 0,9 por ciento de crecimiento medio de la UE.
La situación cierta del mercado de trabajo en España, eliminando el maquillaje estadístico del SEPE, descubre una realidad de casi siete millones de españoles en situación de desempleo
Algo, pues, estaremos haciendo mal o muy mal y con perspectivas de que todo puede ir a peor si tenemos en cuenta que las empresas del Ibex tienen en marcha procesos de reducción de plantillas que afectarán a 18.000 puestos de trabajo, consecuencia de la pandemia y de las fusiones y reestructuraciones en los bancos. Eso y que los analistas nacionales y los organismos internacionales retrasan ya la recuperación de nuestro país hasta 2023, que todos ellos, incluidos el FMI y la CE, han rebajado las previsiones de crecimiento de nuestra economía al entorno del 5,6 por ciento y el lento proceso de vacunación que amenaza con parar también la reactivación turística en verano.
Factores negativos todos ellos a los que se suman las incertidumbres sobre el comportamiento del sector exterior, afectado por la desaceleración del comercio mundial avanzada por la OMC para 2022 y por el anuncio de nuevas sanciones arancelarias de EE UU a la exportaciones españolas por la aplicación de la llamada "tasa Google", que de concretarse podrían rebajar sensiblemente las ganancias de competitividad que destaca el último Boletín de Coyuntura Económica de Axesor Rating, atribuidas a "las reformas estructurales que se pusieron en marcha durante los años más duros de la anterior crisis económica" y que estima una mejora del saldo por cuenta corriente que llegará al 0,9 por ciento del PIB en este año y el 1,1 por ciento para 2022, aunque advierte que el elevado volumen de deuda externa (957.000 millones de euros) "acentúa la vulnerabilidad de la economía española ante shocks financieros externos".
La lenta campaña de vacunación y las incertidumbres sobre la campaña de verano, amenazan con disparar las cifras de parados
Este es, pues, el resultado de la gestión la flamante ministra de Trabajo, ahora ascendida a vicepresidenta tercera, y de un Gobierno que debería ocuparse y preocuparse por los problemas y necesidades reales del país y se dedica a maniobras sectarias para derribar los gobiernos regionales de la oposición y a difundir infundios y falsedades en precampaña contra el gobierno de la Comunidad de Madrid que, por cierto, ha convertido a esta autonomía en la locomotora económica de España y de creación de empleo y que tiene una tasa de paro 6 puntos inferior a la del conjunto del Estado.
"Miente, miente que algo queda", que reza la frase que atribuyen a Voltaire y que se utiliza para sostener una mentira como válida, una y otra vez, para que la gente la termine dando por certeza. Algo que hoy, aquí, hemos visto con los fallecidos por el COVID, con las vacunas, con el rescate de la aerolínea Plus Ultra, y también con la economía y con el paro, por citar sólo algunas de las más recientes.