
En la presente semana coinciden dos hitos que estimulan las esperanzas sobre un avance hacia el final de la crisis. La eurozona presenciará cómo el BCE reforzará su ya histórico programa de compras masivas de activos, apenas dos días después de que la vacuna anti-Covid de Pfizer deje atrás su fase de pruebas y se aplique ya masivamente en Reino Unido. Se trata, sin duda, de acontecimientos de calado pero cuyo alcance real debe ponerse en contexto.
Para ello, son oportunas las declaraciones de uno de los más reputados expertos a escala mundial, Mohamed A. El-Erian. El asesor jefe de Allianz advierte en elEconomista de los desequilibrios que incuba una política monetaria ultra-laxa que se desarrolla sin interrupción desde el final de la anterior crisis y que no tiene visos de terminar.
Especialmente valiosa es la apreciación de El-Erian sobre cómo ni siquiera unos mercados anegados en liquidez son ya capaces de evitar la quiebra de empresas solventes, un temor que también comparten el FMI y el Banco de España.
Más allá de los bancos centrales, el otro factor al que se fía el inicio de una rápida recuperación, la vacuna, debe también matizarse, sobre todo en el caso de nuestro país. La prestigiosa economista española Alicia García Herrero subraya los problemas de fondo de un modelo de crecimiento excesivamente dependiente de los servicios, cuya reforma, postergada durante décadas, plantea desafíos que no se acabarán con el control sanitario de la epidemia.
Esta última ya truncó en el cuarto trimestre la incipiente recuperación, aun cuando el ministro Escrivá sorprenda ahora con una predicción de avance del PIB del 2,4% en ese periodo. Pero, ya en 2021, todo apunta a que la crisis seguirá planteando un oscuro horizonte económico.