Motor

Pocas personas se fijan en esta pieza del coche, pero la suciedad que acumula es peligrosa: puede provocar averías graves

Sensor de oxigeno | Alamy

Cualquier conductor desea que su coche dure el mayor tiempo posible sin tener averías ni dar problemas. Para ello es necesario, por un lado, conducir con precaución y de forma eficiente, y por otro, realizar un correcto mantenimiento del vehículo. En este sentido entra en juego la importancia de la limpieza, que es necesaria para evitar sustos en la carretera y fallos en el sistema.

Hay muchas personas que solamente se centran en la limpieza exterior porque creen que tener las ventanas y la carrocería relucientes es sinónimo de un coche impoluto. El problema es que en el sistema interno del vehículo también se genera suciedad que puede ser especialmente peligrosa si se acumula en algunas piezas clave. El mejor ejemplo es el sensor de oxígeno, un componente que se encarga de reducir la contaminación de los gases de escape.

La importancia de este componente

El coche está lleno de pequeñas piezas que a priori parecen insignificantes pero sin las cuales no se podría ni siquiera circular. Una de ellas es la sonda lambda o sensor de oxígeno, que se encarga de medir la cantidad de oxígeno que hay en los gases de escape para que el motor pueda ajustar la mezcla de aire y combustible. De esta forma se asegura una combustión eficiente y, al mismo tiempo, se controla que el vehículo no emita más gases contaminantes de los que debería, tal y como indica el RACE.

El combustible no quemado en esa mezcla va generando suciedad o carbonilla que se acumula en la sonda lambda. Además, la cantidad de residuos se multiplicará si hay algún fallo como que el motor no queme bien el combustible, la gasolina o diésel es de mala calidad, o que el coche tenga un exceso de consumo de aceite

Sonda lambda
Sonda lambda | Alamy

El problema es que demasiada carbonilla se obstruye provocando fallos en el vehículo. Un sensor de oxígeno demasiado sucio hace que el coche gaste más combustible, el motor pierda potencia o rinda peor y que haya una rotura de pistones y segmentos. Por eso, es importante revisar con cierta frecuencia que la sonda lambda está en buen estado.

Más detalles

Normalmente, los expertos recomiendan reemplazar esta pieza cuando el vehículo ha recorrido unos 100.000 kilómetros, aunque hay algunos síntomas que sirven para detectar un fallo de esta pieza. Por ejemplo, desde la cuenta de TikTok de @carknowledge_, expertos en automovilismo, explican que si el motor tiembla demasiado es probable que se deba a un sensor de oxígeno sucio.

En esta misma línea, hay otras señales como que el coche emite humo negro, que el consumo de combustible se dispare o que el motor ha perdido potencia e incluso ha dejado de arrancar correctamente. Por último, hay que tener en cuenta que en algunos vehículos modernos existe un testigo que indica un fallo en esta pieza.

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