Motor

Ford Almussafes decide el comité que negociará los recortes que traerá el coche eléctrico

  • La plantilla vota mañana entre la vía pactista de UGT o un giro reivindicativo
Carlos Faubel, de UGT, presidente del comité de empresa. FOTO: Guillermo Lucas
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Las 6.000 personas que trabajan diariamente en las líneas de producción de la factoría de Ford en Almussafes tienen este martes una cita con las urnas para elegir a los que serán sus representantes sindicales en el comité de empresa de la que es la mayor fábrica de Valencia.

Unas elecciones que se convertirán en un plebiscito de facto sobre la estrategia de grandes acuerdos con la empresa que han asegurado la paz social durante prácticamente las últimas dos décadas a instancias de UGT, el sindicato mayoritario en este periodo.

Los resultados de las urnas además de poner a prueba el apoyo al que ha sido el representante mayoritario de la plantilla también marcará el futuro de la planta española de la marca del óvalo en Valencia, que debe afrontar una nueva reconversión laboral para dar el salto al coche eléctrico.

El acuerdo para la electrificación cosechado por UGT es también su principal cartel electoral. Gracias a ese pacto, Almussafes ha evitado la dramática situación que viven los cerca de 5.000 trabajadores de la planta alemana de Saarlouis. Tras perder la puja con Valencia por los modelos eléctricos Ford ya ni siquiera la menciona en sus comunicados sobre su negocio en Europa, pese a asegurar que busca alternativas para su futuro.

La transformación a los coches de baterías asegura la continuidad de Almussafes, pero tanto la empresa como la plantilla son conscientes de que esa transformación supondrá dejar en el camino parte del empleo con el que cuentan actualmente la filial española.

El propio CEO mundial de Ford, Jim Farley, ya ha advertido que la producción de los vehículos eléctricos supone reducir un 40% la mano de obra respecto a los coches de combustión que se ensamblan. Los nuevos automóviles conllevan menos de componentes y piezas en todo el proceso de montaje. En el caso de Almussafes, además uno de los pilares del complejo fabril es una planta de motores de combustión, que emplea a algo menos de 1.000 personas y, lógicamente, con poco futuro.

La transición hasta el arranque de la producción de esos modelos eléctricos, previstos para 2026, tampoco será sencilla. Ya antes de la pandemia Ford había trazado su ruta para reducir productos y fruto de ello es la caducidad de la mayoría de coches que salen de Valencia. El año pasado le tocó al Mondeo y en abril dejará de ensamblar el S-Max y el Galaxy. El final de la Transit Conect también está fijado para este año.

Y la producción actual sigue por debajo de la previa a la pandemia. De hecho, desde las anteriores elecciones sindicales de 2019 Almussafes ha reducido en cerca de 1.300 puestos su plantilla. El Erte en vigor hasta junio permite que la factoría opere hasta con 700 trabajadores menos diarios, aunque ahora mismo la media de empleados que no acuden a su puesto de trabajo por el expediente es de 150 al día. De hecho, desde el principal rival sindical de UGT, STM, consideran que si finalmente la multinacional no ha optado por un ERE en diciembre pasado ha sido fundamentalmente por la proximidad de las elecciones sindicales de mañana y el impacto de esa medida.

Garantizar la electrificación de la mano de UGT también ha supuesto renuncias para los trabajadores, como no incrementar sueldos hasta 2026, en plena ola inflacionista, y además ampliar las horas de trabajo a partir de ese año. Una cesión en las condiciones laborales que se suma a las pagas reales se han visto mermadas desde la pandemia por la sucesión de Ertes en cadena, que además de suponer menores ingresos también ha llevado a consumir días de paro. Y los problemas de suministro han supuesto que prácticamente de una semana para otra se modificasen lo días de trabajo y parada, una incertidumbre que también ha hecho mella en parte de la plantilla.

Precisamente esos argumentos son los que intenta explotar desde STM, la fuerza sindical más reivindicativo que incluso recurrió el acuerdo de electrificación. Tras ser el único sindicato que ganó peso en las anteriores elecciones sindicales de 2019, en que alcanzó el 30,6% de los votos frente al casi 55% de UGT, pese a que el porcentaje de afiliación en el sindicato mayoritario es mucho mayor.

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