La decisión de Ford de encargar a Almussafes sus nuevos modelos eléctricos supone un alivio no sólo para esta pequeña localidad valenciana que desde 1976 alberga la que es la mayor fábrica de toda la Comunidad Valenciana. Además de los cerca de 6.000 empleos directos de la propia multinacional, la factoría es el corazón que mueve la industria valenciana de la automoción, que suma cerca de 25.000 empleos y el 11,24% del Producto Interior Bruto (PIB) de la región.
La instalación de la multinacional en este pequeño municipio valenciano situado a unos 25 kilómetros de la capital marcó un antes y un después. Hoy cuenta con cerca de 9.000 habitantes, el doble que antes de la llegada del que se ha convertido en su vecino más ilustre. La propia multinacional y la industria auxiliar asentada en el municipio ha llegado a aportar tres cuartas parte de los ingresos totales del Ayuntamiento de Almussafes.
Pero el peso de Ford para la economía valenciana se extiende mucho más allá de su comarca. En las últimas décadas los coches han sido el producto más exportado por la Comunidad Valenciana, llegando a superar el 25% del valor total de sus ventas a otros países. Aunque en los últimos años la bajada de la producción ha reducido esa aportación, en lo que va de año la automoción sigue representando el 16% de las exportaciones.
Larga cadena de proveedores
Ford marcó una auténtica revolución industrial y sigue siendo el primer cliente de una industria vinculada al motor que es la joya de la corona de la economía valenciana. Según los datos del clúster del automóvil regional AVIA, las cerca de 120 empresas que agrupa alcanzaron una facturación agrupada de 11.800 millones de euros el año pasado pese a la situación de incertidumbre y los problemas de suministro. Según esta asociación, el sector supone el 6,86% del empleo industrial.
Ford generó un efecto imán para la llegada de otras multinacionales del sector, que hoy tienen un importante peso en la industria valenciana, como sus proveedores Faurecia o Plastic Omnium. También permitió crear un tejido local del automóvil, con grupos hoy internacionalizados y con plantas fuera de España como Segura. Además, en estos años ha permitido diversificar su actividad a pymes de sectores tradicionales, desde el juguete al mueble, que hoy fabrican para gigantes del motor de todo el mundo.
También ha sido una cantera de directivos valencianos para el sector del automóvil y la necesidad de formar a profesionales altamente capacitados obligó a las universidades valencianas a adaptar su planes formativos. La influencia del modelo de negocio del automóvil ha saltado a otros sectores valencianos, como el agroalimentario o la distribución, donde grupos como Mercadona han imitado el modelo de optimizar al máximo todos sus procesos de esta industria.