Bolsa, mercados y cotizaciones

Los mercados asumen su derrota y empiezan a 'tirar la toalla' con el primer recorte de tipos de la Fed en marzo

  • Las apuestas de un primer recorte en marzo bajan ya del 50%
  • Hasta hace poco más de una semana superaban el 75%
  • Cala el mensaje de que Powell puede tomarse su tiempo
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Foto: Bloomberg

Los operadores del mercado se han mostrado bastante vehementes durante las últimas semanas en su apuesta de que la Reserva Federal de EEUU procedería al primer recorte de los tipos de interés en su reunión de marzo. Ni las voces desde la propia Fed llamando a ser más cautos ni una nueva tanda de fuertes datos macro que hacían pensar en una relajación algo más tardía de la política monetaria parecían disuadir a Wall Street de su último 'obsesión'. El poco ímpetu del presidente de la Fed, Jerome Powell, en diciembre a la hora de plantar cara a las generosas expectativas de recortes de tipos del mercado seguía latente. Pero según llegaba a término la pasada semana, la cosa cambió. Ahora los mercados ya dan más opciones a que el 20 de marzo la Fed deje los tipos donde están, en el rango 5,25%-5,5%. Esto es una crónica de lo ocurrido en las últimas sesiones.

El pasado viernes 12 de enero, las apuestas de los operadores recogían hasta un 76,9% de probabilidades de un primer recorte de 25 puntos básicos de la Fed en marzo. Ni el informe de empleo de diciembre, publicado el 5 de enero y que mostraba una imagen de fortaleza del mercado laboral (los datos de fondo no eran tan positivos), ni los datos de inflación conocidos el jueves 11, con el índice de precios al consumo (IPC) general escalando en diciembre del 3,1% interanual al 3,4% y el subyacente (sin alimentos ni energía) apenas bajando de un 4% a un 3,9%, disuadían a los apostantes. Al contrario, el dato de precios de producción (IPP) del día siguiente del IPC arrojaba una debilidad que aquilataba las apuestas. El extremadamente débil Empire State Index del martes siguiente redondeaba la estampa.

El cuadro volvió a cambiar la semana pasada. El martes, el gobernador de la Fed, Christopher Waller comentó que el banco central no debería recortar los tipos demasiado rápido, remarcando que él y sus colegas banqueros centrales deberían "tomarse su tiempo para asegurarse de que lo hacemos bien". Previamente, John Williams, de la Fed de Nueva York, había señalado que, aunque la inflación ha tendido a la baja, la Reserva Federal aún está "lejos" de su objetivo de estabilidad de precios. Desde la Fed de Dallas, Lorie Logan destacó los riesgos para la "perspectiva benigna" de que la inflación vuelva al objetivo del 2%: amenazas geopolíticas a las cadenas de suministro, fragilidades financieras en sectores como el inmobiliario comercial y la posibilidad de que una relajación prematura de las condiciones financieras permita un repunte de la demanda.

A todo eso se unió el miércoles un fuerte dato de ventas minoristas de diciembre que dejó claro que el consumidor estadounidense, verdadero motor de la primera economía del mundo, sigue aguantando. Esto empezó a hacer mella en los swaps y las apuestas sobre marzo empezaron a flaquear, si bien se mantenían por encima de un 50%, algo que sorprendía a los analistas y que hacía a algunos subirse al carro del recorte dentro del primer trimestre del año. Las proyecciones de un deflactor del consumo personal (PCE) subyacente de diciembre bajando del 2% en sus lecturas anualizadas parecía sujetar esta euforia. Desde el otro lado del Atlántico, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), dejaba claro que los recortes de tipos llegarían, en todo caso, en verano. En ningún caso en primavera. Unas palabras que resonaban al otro lado del 'charco'.

Sería el jueves cuando el punto de inflexión se mostró más nítidamente. El dato de paro semanal (peticiones iniciales de subsidio por desempleo) fue el más bajo desde septiembre de 2022, con 187.000 peticiones iniciales. Si la habitual cifra de en torno a 200.000 a la semana ya se considera históricamente baja, la publicada dejaba claro que las empresas no están despidiendo en EEUU: el mercado laboral no afloja tanto. Ese mismo día, el presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Raphael Bostic, dijo ante líderes empresariales que el peor resultado sería que las autoridades bajaran los tipos y tuvieran que volver a subirlos más tarde si la inflación aumenta: "No queremos seguir con estos altibajos o un patrón de ida y vuelta".

El colofón lo pusieron el viernes una confianza del consumidor de la Universidad de Michigan notablemente mejor de lo esperado y, a última hora, la presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, Mary Daly, afirmando que es "prematuro" pensar que los recortes de tipos están a la vuelta de la esquina y que la Fed necesita ver más evidencia de que la inflación está en una trayectoria consistente de regreso al 2% antes de flexibilizar la política. El resultado es que este lunes los swaps recogen un 44% de probabilidades de un primer recorte en marzo frente al casi 56% que contempla que los tipos se dejen sin tocar en esa cita.

"Continúa el retroceso en el descuento de los recortes de tipos para marzo. Ahora es una probabilidad del 55%. Se acerca a un resultado equilibrado, pero nos sigue maravillando lo alto que es. Observen cómo desciende hasta el 35% en las próximas semanas. Los últimos datos de solicitudes de subsidio de desempleo publicados el jueves confirman que el mercado laboral sigue avanzando a buen ritmo en las primeras semanas de enero. Tendríamos que sufrir una especie de capitulación macroeconómica para que se acelerara un recorte hasta marzo", escribían ya el pasado jueves por la noche los analistas de ING Padhraic Garvey y Benjamin Schroeder en una nota para clientes.

Parece que el mercado ha empezado a entender que el presidente de la Fed, Jerome Powell, y sus colegas pueden tomarse su tiempo. La desinflación sigue su curso, pero la contracción económica aún no se antoja cercana. Reverbera en los funcionarios lo ocurrido en los años 70 con el presidente de la Fed Arthur Burns y el 'error' de bajar los tipos antes de tiempo. "El miedo a una reaceleración de la inflación, como ocurrió en la década de 1970 cuando Arthur Burns presidía la Fed, también podría incentivar a los bancos centrales a esperar más tiempo que en el pasado antes de comenzar a relajar sus políticas monetarias", avisaban desde Pimco la semana pasada los estrategas Tiffany Wilding y Andrew Balls.

ING: "Se piensa que una bajada de tipos en marzo podría suavizar las condiciones de financiación de los bancos regionales. Nosotros no compartimos esta opinión y mantenemos la previsión de una primera bajada de tipos en mayo"

Un apunte interesante sobre esta especie de histeria con marzo lo hace el también analista de ING Chris Turner: "Algunos bancos estadounidenses son partidarios de un recorte de la Fed en marzo, ya que es probable que el banco central no renueve su Programa de Financiación Bancaria a Plazo a principios de marzo. En la actualidad, parece que algunos bancos estadounidenses utilizan este mecanismo para obtener préstamos baratos (4,87% anual) y aparcar el dinero en la Reserva Federal (5,3%). Se piensa que una bajada de tipos en marzo podría suavizar las condiciones de financiación de los bancos regionales. Nosotros no compartimos esta opinión y mantenemos la previsión de una primera bajada de tipos en mayo".

Si bien parece que esta 'derrota' del mercado alicata el primer recorte en mayo, tesis que ya defendían algunos analistas después de datos como el de empleo o el IPC, el 'tira y afloja' puede continuar en los próximos días. El jueves se conoce la lectura preliminar del Producto Interior Bruto (PIB) del cuarto trimestre de 2023. Tras el espectacular 4,9% anualizado del tercer trimestre, el consenso de analistas espera una moderación del crecimiento hasta el 2% anualizado. Sin embargo, estrategas como los de ING ven bastante factible que lectura pueda sorprender al alza, lo que seguiría achicando las probabilidades de un primer recorte de tipos en marzo.

El 'juego' seguirá el viernes, cuando el PCE subyacente, el indicador fetiche de la Fed sobre inflación, arroje más luz. Se espera que el índice acelere ligeramente (una décima) hasta un aumento del 0,2% intermensual en diciembre, al tiempo que la tasa interanual desciende dos décimas hasta el 3%. Esto estaría consonancia con una tasa semestral anualizada que ronde el objetivo del 2%. Los matices en esta última métrica son los que pueden provocar una reacción en el mercado.

En el informe con el PCE también vendrán unas cifras de ingresos y gastos que, según estiman los analistas del banco nórdico SEB, mostrarán que los desembolsos, antes de ajustar los cambios de precios, aumentaron más en diciembre que el mes anterior: "Esto pondría el broche de oro a una temporada de compras navideñas saludable e indicaría que la demanda ha cobrado cierto impulso al entrar en el nuevo año". Más razones para posponer el 'ansiado' primer recorte de tipos.

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