
El mercado está deshaciendo posiciones ante el temor a los bancos centrales. El rally que se ha ido consolidando en buena parte del ejercicio se diluye ahora junto al optimismo inversor. También se desvanece del horizonte el fin del ciclo restrictivo. A cambio, se está volviendo a cotizar en modo 2022, cuando el miedo a un tono duro de la política monetaria marcaba la pauta bajista.
En Europa, el mercado sitúa el tipo de interés terminal (el máximo para este ciclo de restricción) en el 3,75% para la tasa de depósito (la que se toma como referencia) en septiembre desde el 2,5% actual. Eso implicaría que a la eurozona todavía le quedan 125 puntos básicos más de ajuste. El medio punto de marzo anticipado por la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, y otros tres cuartos de punto. De cumplirse las expectativas, el precio del dinero alcanzaría máximos históricos. Solo en octubre del año 2000 se han situado en dónde ahora se posicionan los inversores, según los registros del organismo.
Y los mercados están cotizando conforme a ello. El retorno del bono alemán a dos años, más sensible a las subidas de tipos, se sitúa en el 2,92%, un nivel que no tocaba en 14 años, desde octubre de 2008. Su rentabilidad ha avanzado un 5,8% este año, lo que también marca el reverso de la caída de su precio.
Por su parte, las bolsas europeas han echado freno al rebote. En el Ibex 35 se imponen las ventas por tercer día consecutivo, algo que no había ocurrido antes en este 2023. La tendencia ha sido mayormente alcista y han escaseado las sesiones con pérdidas. Eso ha permitido al selectivo español revalorizarse un 10% en lo que va de año. Sin embargo, el índice está teniendo dificultades para dar continuidad a su rally.
De hecho, este miércoles, el Ibex 35 ha perdido el primer soporte que tenía en los 9.200 puntos, fijado por el asesor de Ecotrader, Joan Cabrero. El índice llegó a superar los 9.310 puntos que tenía como resistencia, aunque no ha podido afianzar dichos niveles. Paralelamente, el EuroStoxx 50 cotiza en rojo por cuarta jornada consecutiva, algo que tampoco se había visto hasta ahora en el ejercicio. El índice continental ha rebotado un 11,5% en lo que va de curso, pero ahora le cuesta avanzar.
Asimismo, el euro está deshaciendo posiciones a favor del dólar. La divisa comunitaria ha perdido todo lo recuperado en el año frente al 'billete verde'. En este tiempo, ha retrocedido un 0,58% hasta intercambiarse la unidad por 1,06 dólares, dejando atrás sus recientes subidas. La fortaleza de la moneda americana es la consecuencia de la búsqueda de refugio en el mercado, que vuelve a esta divisa ante la incertidumbre que generan los bancos centrales.
En renta fija, los bonos globales están borrando la 'ilusión' de enero, cuando lograron su mejor primer mes del año de la historia, según Bloomberg. De hecho, están a punto de borrar por completo toda esa subida. Este cambio de rumbo, de nuevo, se justifica en las expectativas de que los bancos centrales lleguen más lejos que lo anteriormente previsto.
En Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed) está provocando esa misma reacción. El S&P 500 vivió ayer su peor jornada de 2023, lo que le llevó a perder los 4.000 puntos en los que llevaba afianzado un mes. Su rebote también se ha ido difuminando tras tres sesiones consecutivas de pérdidas. Por otra parte, el retorno del bono estadounidense a diez años, T-Note, roza el 4%.
De cara a septiembre, casi la mitad del mercado ve los tipos en el rango de los 5,25-5,5% desde el 4,5-4,75% actual. De cumplirse esas expectativas, al banco central del país le queda por delante un ajuste de 75 puntos básicos. Los inversores consideran que la Fed tiene manga ancha para elevar el precio del dinero, ya que los datos macroeconómicos siguen constatando la solidez del mercado laboral y una actividad que resiste al endurecimiento monetario. Esta tarde, las minutas de la última reunión de la Fed arrojarán más luz sobre las decisiones de los banqueros centrales.
De momento, tanto en Europa como en Estados Unidos hay serias dudas de que la inflación se esté moderando a una velocidad adecuada. No se confía en que el Índice de Precios al Consumo (IPC) haya tocado techo y, además, los precios subyacentes son motivo de preocupación. En este punto, los mercados no pueden cantar victoria y vuelven a la prudencia y a distanciarse del riesgo.