¿Está pecando de optimista el mercado en estos primeros compases de 2023? Es la gran pregunta que se empiezan a hacer inversores y analistas. Los mercados han dado un salto hacia adelante este año, impulsados por la reapertura de China, la caída de los precios de la energía y la ralentización de la inflación. Esto ha alentado las esperanzas de un aterrizaje económico suave, una caída de la inflación y recortes de los tipos de interés. ¿Son sostenibles estas previsiones?
Buscando evitar el exceso de confianza, los analistas del BlackRock Investment Institute lanzan un serio aviso en su último boletín semanal: "Consideramos que los mercados son vulnerables a las sorpresas negativas y no están preparados para la recesión. Por eso, infraponderamos los valores de los mercados desarrollados a corto plazo". Por contra, el equipo liderado por el estratega Jean Boivin cree que los acontecimientos refuerzan su visión a largo plazo así como la importancia del horizonte temporal del inversor.
"Los inversores con horizontes de inversión más cortos deberían ser cautelosos, en nuestra opinión. La caída de la inflación ha suscitado esperanzas en el mercado de que se produzcan recortes de tipos este año, pero ese optimismo puede estar cimentado sobre bases poco sólidas. No vemos bajadas de tipos ni siquiera cuando se produce una recesión", lanzan el primer 'torpedo' estos economistas.
¿La razón? "Creemos que los bancos centrales lo están provocando deliberadamente para intentar bajar la inflación a un nivel tolerable. En consecuencia, prevemos que mantengan los tipos más altos durante más tiempo", responden. Sus proyecciones apuntan a que las recesiones son más probables en las economías desarrolladas, dado el efecto retardado de las subidas de tipos.
Otro argumento que ponen 'en salmuera' es el de que la reapertura de China podría apoyar el crecimiento mundial: "Vemos el crecimiento económico de China por encima del 6% en 2023 a pesar de la contracción de su actividad comercial. Sin embargo, en nuestra opinión, esta amortiguación del crecimiento mundial atenuaría los esfuerzos de los bancos centrales de los mercados desarrollados por aplastar la actividad económica para tratar de reducir la inflación hasta el objetivo". Desde BlackRock insisten en que las recesiones deberían ser el foco táctico clave. Sin embargo, lamentan, los mercados no parecen prever este resultado, lo que les hace vulnerables a más sorpresas negativas y presa de una mayor volatilidad de cara a este año.
Geir Lode, responsable de Renta Variable Global de Federated Hermes también da margen a las sorpresas negativas: "A pesar de un atisbo de optimismo sobre la salud de la economía mundial, nos preocupa que esta temporada de resultados pueda traer más dificultades para los inversores. Esperamos que el entorno inflacionista del trimestre anterior afecte a la rentabilidad empresarial, lo que podría dar lugar a sorpresas negativas en todos los ámbitos, especialmente en EEUU".
El equipo de Boivin no quiere cerrar la puerta del todo y reconoce que pueden volverse más positivos con respecto a las acciones cuando el daño que ven por delante tenga un precio o su evaluación del sentimiento de riesgo del mercado cambie. Y ponen como la inflación: "Siempre hemos esperado que disminuyera a medida que se invirtieran los factores de pandemia, como el desplazamiento del gasto de los consumidores de los servicios a los bienes. La clave es nuestra opinión de que la inflación estadounidense se acercará más al 3% que al objetivo del 2% de la Reserva Federal".
No obstante, vuelven a lamentarse, los mercados no lo tienen en cuenta. Además, agregan, las tendencias a largo plazo, como el envejecimiento demográfico, la fragmentación geopolítica y la transición energética, implican que las presiones inflacionistas serán mayores que en el pasado.
"Prevemos que las acciones de los mercados desarrollados caigan cuando se manifiesten las recesiones que esperamos"
Pero volviendo al corto plazo, ¿qué consejo dan desde el Instituto de BlackRock a los inversores? Estos estrategas se inclinan en contra de las acciones de los mercados desarrollados, "ya que las previsiones de crecimiento de los beneficios no reflejan plenamente las recesiones que se avecinan". En esta línea, están infraponderados tácticamente y prefieren la renta variable de los mercados emergentes. "Nos gusta más la renta variable pública que los activos de crecimiento privados y esperamos que los puntos de entrada sean cada vez más atractivos", añaden.
En lo tocante a la renta fija, táctica y estratégicamente, infraponderan la deuda pública a largo plazo, ya que esperan menos ventajas de diversificación y un aumento de los rendimientos. "Nuestra expectativa de inflación persistente es la razón por la que nos gustan los bonos ligados a la inflación en ambos horizontes. Nos gusta el crédito de alta calidad como fuente de ingresos, tanto a corto como a largo plazo. En breve publicaremos una actualización trimestral de nuestras opiniones estratégicas", aseguran.
"Los rendimientos de los bonos del Tesoro están cayendo más lejos de donde creemos que subirán a largo plazo, ya que los inversores exigen más prima por plazo, o compensación por el riesgo de mantenerlos en medio de una inflación persistente y una pesada carga de deuda. Ya no creemos que los bonos soberanos nominales puedan diversificar las carteras, y nuestra preferencia por los bonos ligados a la inflación es mayor, dados los acontecimientos de 2023. Vemos que la rentabilidad de las acciones ofrece más compensación por el riesgo que la de los bonos", detallan.
A largo plazo el relato parece distinto. "El horizonte temporal de un inversor es clave a la hora de calibrar cómo afectan los acontecimientos de 2023 a las inversiones. Estos acontecimientos han aumentado nuestra confianza en nuestras opiniones estratégicas sobre un horizonte de cinco años y más", defienden los autores del informe. Según su tesis, los riesgos económicos como una China cerrada y una inflación ultraelevada han disminuido, lo que refuerza aún más su sobreponderación estratégica de las acciones. Asimismo, precisan, las valoraciones de las acciones parecen razonables en comparación con nuestras expectativas a largo plazo.
"El repunte de las acciones deja entrever cómo reaccionarán probablemente los mercados una vez que disminuya la inflación y se detengan las subidas de tipos, lo que impulsará las perspectivas de beneficios empresariales a largo plazo. Sin embargo, antes de que estas perspectivas se hagan realidad, prevemos que las acciones de los mercados desarrollados caigan cuando se manifiesten las recesiones que esperamos. Creemos que el crecimiento de la economía estadounidense en el año natural 2023 será entonces positivo", apostillan. La conclusión es clara: "Los inversores con un horizonte de inversión a más largo plazo pueden posicionarse ahora para el repunte, pero podrían sufrir más a corto plazo".