
Termina un 2022 aciago para los mercados. Un año en el que la inversión sostenible, que en 2020 y 2021 sí resultó ser un eficaz escudo contra las pérdidas, no ha logrado escapar a ellas. Los principales índices ESG (aquellos que invierten en base a criterios ambientales, sociales y de buen gobierno) han sufrido caídas de dos dígitos, y se han comportado incluso peor que sus homólogos tradicionales. Visite el portal especializado elEconomista Inversión sostenible y ESG.
En el calendario de 2022 han destacado varios acontecimientos clave en finanzas sostenibles. Como la aprobación, a primeros de febrero -solo unas semanas antes de estallar la guerra en Ucrania-, de la taxonomía verde por parte de la Comisión Europea. La cuestión generó gran polémica, al considerar Bruselas la energía nuclear y el gas como fuentes renovables. Esta decisión aún sería rebatida y, posteriormente, aprobada por el Parlamento Europeo en julio. Y agosto trajo consigo otro hito regulatorio, la entrada en vigor en Europa del MiFID verde, por el que, por primera vez, los distribuidores de fondos deben preguntar a sus clientes si prefieren invertir de forma responsable.
Cita importante, pero con escasos resultados, fue la COP 27 de Egipto, celebrada en noviembre. Su logro más relevante fue el acuerdo para crear un fondo destinado a financiar los daños que genera el cambio climático en los países más vulnerables, aquellos en vías de desarrollo. Le puede interesar: Las expectativas de que la COP 27 tenga éxito caen al 33%.
Diciembre trajo consigo una noticia que podría cambiar el futuro de las energías limpias: los investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en EEUU, lograban generar una pequeña reacción de fusión nuclear que proporciona más energía de la que consume. Se trata, según afirmó la secretaria de Energía de EEUU, Jennifer Granholm, "de una de las hazañas científicas más importantes del siglo XXI", ya que abre la posibilidad de que, algún día, la fusión nuclear pueda ser la solución al problema energético.
Pérdidas para el inversor ESG
Las rentabilidades no han acompañado al inversor socialmente responsable en el ejercicio de 2022. De ello da fe el mal comportamiento de los principales índices de inversión responsable. El MSCI sostenible europeo (MSCI Europe ESG Leaders) lo ha hecho mucho peor en 2022 que la versión tradicional de este selectivo, el MSCI Europe (el primero se ha dejado en torno a un 20%, y el segundo cerca de un 12%, lo que abre una gran brecha entre ambos).
Si nos fijamos en los índices globales, las diferencias no son tan sangrantes, pero también están ahí: el indicador mundial MSCI World, que aglutina a 1.500 cotizadas, se ha dejado aproximadamente un 19,8%, mientras que el MSCI World ESG Leaders (que recoge a cerca de 700 empresas con las mejores nota en sostenibilidad de sus sectores) ha retrocedido un 21%.
Pérdidas en bonos verdes
En renta fija, las cosas no han sido para nada distintas y los descensos han sido de doble dígito. En un año catastrófico para el inversor en este tipo de activo -que es precisamente el perfil menos habituado a digerir pérdidas pronunciadas-, los bonos verdes o sostenibles no se han librado de los descensos por precio, que en el caso de la deuda verde han sido próximos al 21%.
Con el conflicto bélico en Ucrania de telón de fondo, tampoco ha sido un año destacado en lo que respecta al volumen emitido en bonos verdes por parte de empresas y estados de todo el mundo. De acuerdo con los datos de la Climate Bonds Initiative (CBI), la organización de referencia en este tipo de colocaciones, en todo el globo se habría emitido hasta la fecha (aunque los datos de esta organización suelen presentar un decalaje) deuda verde por importe de 459.900 millones de dólares.
Esta cifra -que no representa todo lo colocado este año, debido a ese decalaje- tendría todavía que aumentar un 10,7% para igualar los 509.000 millones de dólares que se colocaron en 2021. De no alcanzarse ese dato, 2022 se convertiría en el primer ejercicio desde 2015 en el que el volumen emitido en deuda ambiental se reduce respecto al año anterior.