El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, ha dejado prácticamente confirmado este miércoles que el banco central empezará a subir los tipos de interés en su próxima reunión del 15 y 16 de marzo. En su discurso ante el Comité Financiero del Congreso, filtrado previamente a la prensa, Powell ha defendido con contundencia el giro hawkish de la Fed pese a que la perspectiva de la invasión de Ucrania arroje dudas sobre el crecimiento mundial. Las palabras de Powell han sorprendido en la medida en que los mercados habían bajado en los últimos días sus agresivas apuestas sobre subidas de tipos. Hasta hace no tantos días se apostaba mayoritariamente por una subida de 50 puntos básicos de golpe en marzo y no de 25.
"Con una inflación muy por encima del 2% y un mercado laboral fuerte, vemos apropiado elevar el rango objetivo para el tipo de los fondos federales en nuestra reunión a fines de este mes", enfatizó Powell en su discurso. "El proceso de eliminar la política acomodaticia en las circunstancias actuales implicará tanto aumentos en el rango objetivo de la tasa de fondos federales como una reducción en el tamaño del balance de la Fed", añadió.
Powell expuso que el mercado laboral está "extremadamente ajustado" y lanza el mensaje de que el banco central ha alcanzado su objetivo máximo de empleo en las condiciones actuales, lo que abre la puerta a su lucha contra la inflación. Alega que los empleadores tienen dificultades para ocupar las vacantes, mientras que los trabajadores renuncian y aceptan nuevos trabajos, lo que ayuda a que los salarios aumenten al ritmo más rápido en años. Hoy mismo el dato de empleo de la empresa ADP arroja que EEUU creó en febrero 475.000 puestos de trabajo, 97.000 más de los esperados por los analistas.
"Sabemos que lo mejor que podemos hacer para respaldar un mercado laboral fuerte es promover una expansión prolongada, y eso solo es posible en un entorno de estabilidad de precios", subrayó Powell, reafirmando el mantra al que ha recurrido otras veces de luchar contra la inflación en términos de preservar la expansión.
Los mercados financieros se han tambaleado desde la invasión rusa de Ucrania, haciendo saltar los precios de la energía y empujando potencialmente la inflación al alza, incluso cuando las crecientes tensiones enturbian las perspectivas de crecimiento mundial. Aun así, los mercados de futuros de tipos de interés prevén un aumento de los tipos de interés de un cuarto de punto a finales de este mes y varios funcionarios de la Fed que han hablado desde la invasión han dicho que todavía están dispuestos a actuar.
Powell advirtió, sin embargo, de que los "efectos a corto plazo sobre la economía de EEUU de la invasión de Ucrania, la guerra en curso, las sanciones, y de los acontecimientos por venir, siguen siendo muy inciertos". "Hacer una política monetaria adecuada en este entorno requiere reconocer que la economía evoluciona de forma inesperada", por lo que "tendremos que ser ágiles para responder a los datos entrantes y a la evolución de las perspectivas". En la ronda de preguntas y respuestas posterior, concretó que "los precios de las materias primas están creciendo pero no sabemos cuán fuertes o duraderos serán esos efectos", y que todavía es demasiado pronto para calibrar las consecuencias económicas de la guerra a nivel mundial.
Lo que no dio Powell es ningún plazo para la reducción del balance, una decisión que probablemente sigue pendiente para el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). Tras el inicio de las subidas de tipos, el recorte de activos "procederá de forma predecible principalmente a través de ajustes en la reinversión", se limitó a reseñar. Preguntado por los diputados del Comité de Servicios Financieros, Powell añadió que "el plan de reducción no estará finalizado en la próxima reunión, pero haremos avances".
Lo cierto es que la tasa de inflación sigue presionando al organismo. El indicador preferido de la Fed para medir la evolución de los precios (el PCE) subió a un ritmo anual del 6,1% en enero, el triple del objetivo del banco central del 2%. La demanda sigue siendo fuerte, con unas previsiones de crecimiento que se sitúan en torno al 2,9% este año, según estimaciones recogidas por Bloomberg, mientras que las empresas siguen incorporando empleados a un ritmo robusto.
Powell insistió en que la causa del desajuste es el desequilibrio en las cadenas de suministro, que sigue deprimiendo la oferta mundial. El presidente de la Fed espera que la subida de tipos sirva, por ejemplo, para enfriar el mercado inmobiliario estadounidense, que lleva un año batiendo récords de subida de precios, con un aumento de los intereses hipotecarios. Pero insistió que lo único que puede hacer el banco central es "alejarnos de los estímulos" y esperar que se enfríe la demanda mientras se repara la oferta.
Mientras tanto, algunos de los colegas de Powell ven una necesidad urgente de subir los tipos, con el gobernador Christopher Waller pidiendo 100 puntos básicos de endurecimiento para mediados de año. Un mensaje que ha defendido con vehemencia el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard.
Los funcionarios de la Reserva Federal publicarán nuevas estimaciones trimestrales sobre los tipos de interés y la economía (el famoso dot plot) la su reunión de marzo, ofreciendo algunas orientaciones sobre el alcance y la rapidez con que esperan endurecer la política en los próximos meses.
¿Seis subidas en 2022?
"La economía estadounidense está creciendo con fuerza, tiene un desempleo muy bajo y experimenta una inflación en máximos de 40 años. Además, Estados Unidos está más aislado económicamente de la crisis que Europa por sus menores vínculos comerciales y bancarios directos y por ser productor de energía", destaca James Knightley, economista jefe de Internacional en ING.
"Evidentemente, es difícil saber cómo evolucionará el telón de fondo geopolítico, pero nuestro caso central por ahora es que la Reserva Federal responde con seis subidas este año y una reducción gradual de su balance a finales del segundo trimestre", añade Knightley.