El petróleo es el combustible del mundo, más en sentido figurado que metafórico. Si en las últimas semanas la amenaza de un conflicto entre Rusia y los miembros de la OTAN ha condicionado la escalada de los precios del oro negro, el reciente acercamiento entre Irán y Estados Unidos declina la balanza hacia el otro lado.
El rally que se ha visto en el petróleo en lo que va de 2022 (de más del 20% en el acumulado del año) dejó el crudo en máximos de 2014, aunque desde el pasado lunes haya registrado un descenso del 1,3% hasta los 93,5 dólares al cierre de los mercados europeos. Con este recorte en cinco días rompe la racha de ocho semanas consecutivas que anotaba el petróleo al alza.
En un contexto en el que la recuperación de la economía global tras los efectos de la pandemia se podría ver resentida si Rusia detiene sus exportaciones de materias primas -en caso de conflicto o sanciones-, las predicciones del mercado se disparan al alza, pero también a la baja por ese avance de las negociaciones entre la Casa Blanca e Irán.
Existen pronósticos en el corto plazo que apuntan a un calentamiento de los precios que provocaría ver un barril de Brent por encima de los 100 dólares (y hasta la cota de los 120 como apuntó Henik Fung, analista de Bloomberg Intelligence, sin tener en cuenta el acercamiento de posturas entre Washington y Teherán).
El alivio iraní
Por el otro lado, las noticias de que el acuerdo nuclear entre Washington y Teherán podría llegar a rubricarse permitirían el levantamiento del embargo de exportaciones de crudo del país del Golfo Pérsico, lo que podría contribuir a relajar los precios. De hecho, el consenso de mercado recogido por Bloomberg estima que para el final de 2022 el barril de petróleo referente en Europa se asentaría en los 83 dólares, lo que supondría recortar su precio en un 11% si se compara con su precio al cierre de los mercados europeos de este viernes.
Con estas estimaciones, el descenso se produciría de forma gradual y ya se empezaría a notar a partir del segundo semestre de 2022. Incluso para finales de marzo, desde la firma JP Morgan ya vaticinan un promedio de 88 dólares por barril sin perder de vista "los temores de que Rusia pueda invadir Ucrania a corto plazo, lo que provocará interrupciones en el suministro de Rusia, uno de los mayores productores de petróleo del mundo". Así, si la tensión en la frontera Europea y si se levantan los vetos en Irán al cierre 2025 se podría ver un Brent en torno a los 73,8 dólares.
Uno de los motivos que contribuiría a divisar el Brent en los 73 dólares en tres años sería la vuelta del crudo iraní al mercado. Actualmente, el país pérsico produce 2,5 millones de barriles diarios, lo que supone un 34% menos que la media que registraba antes de la imposición del bloqueo de sus exportaciones. Dicho de otra forma, Irán es el segundo país de la OPEP (por detrás de la todopoderosa Arabia Saudí) que más puede incrementar su capacidad de producción de crudo si se levantaran las sanciones.

Según las estimaciones del mercado recogidas por Bloomberg, Teherán podría regar la demanda de combustible mundial con otros de 1,3 millones de barriles de petróleo cada día. Más optimistas se han mostrado desde el departamento de análisis de Merrill Lynch para Bank of América, que estiman que Irán tiene una capacidad total de producción de 4,5 millones de barriles diarios, en parte también por el déficit de bombeo que habría tenido en los últimos años. "Un acuerdo con Irán podría dar la vuelta a la situación del petróleo, posiblemente inclinando los saldos hacia un superávit de entre 500.000 a un millón de barriles por día", han calculado desde la firma de análisis Merrill Lynch, que estima que el déficit podría corregirse en el segundo semestre de este año o en 2023.
Aunque cada barril cuenta, lo que está claro es que entre Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos e Irán tienen la llave para relajar la tensión entre la oferta y la demanda de esta fuente de energía. De hecho, de cada cinco barriles nuevos que la OPEP tiene capacidad de producir a mayores de los niveles actuales, cuatro provendrían de estos tres países, según el consenso de mercado.
Los expertos incluyen en sus cálculos, con la situación geopolítica actual que no deja de lado la frontera ucraniana, la producción de los países miembro de la OPEP y la situación de las reservas mundiales. Empezando por esto último, los inventarios de petróleo globales están en mínimos, como demuestran los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) que destacó esta semana que las existencias de petróleo de la industria de la OCDE se redujeron en 60 millones de barriles en diciembre de 2021, lo que implica que su nivel se situó al cierre del año pasado en los "255 millones de barriles, por debajo del promedio de cinco años y en su nivel más bajo en siete años", según recoge la organización.
Cada vez, menos combustible
Para el departamento de análisis de Barclays, "con los inventarios de petróleo disminuyendo en contra de lo que es habitual en esta parte del año, nuestras estimaciones se mantienen en que la capacidad disponible [inventarios de petróleo] será cada vez más limitada".
Por el otro lado, el incremento del bombeo de crudo de los países productores (la oferta) va más despacio que lo que necesita la demanda mundial en su recuperación tras el parón que ha provocado el coronavirus, según la IEA. Esta organización achacó el desajuste principalmente al "bajo rendimiento crónico de la OPEP+ en el cumplimiento de sus objetivos de producción", lo que ha llevado a que el precio se haya mantenido al alza hasta estos días.
Desde JP Morgan han matizado que "los déficits en la producción de la OPEP+ y la baja capacidad disponible mantendrán ajustado el mercado petrolero en 2022" y que esto no hará más que "exacerbar la crisis energética". En un supuesto de conflicto entre los miembros de la OTAN y Rusia, lo que implicaría el cierre del grifo de las materias primas rusas, desde la firma de análisis no descartan un precio por encima de los 125 dólares.
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