
La tensión entre la Unión Europea y Rusia no hace más que dispararse día a día con la posibilidad de una invasión sobre territorio ucraniano. Una de las armas geopolíticas que han marcado el conflicto era que el país liderado por Vladimir Putin es el principal suministrador de gas para el Viejo Continente. La amenaza de cortar los envíos es cada vez más real y el 35% de lo que recibe Europa proviene de Rusia, por lo tanto, la posibilidad del desabastecimiento está sobre la mesa.
Con ese escenario, las empresas petroleras y gasistas de los Estados Unidos en particular, pero también de otras regiones del mundo en menor medida, se han convertido en las ganadoras inesperadas del conflicto. Según IHS Markit, Estados Unidos se ha convertido ya en el principal proveedor de gas natural para Europa en un sorpasso histórico sobre Rusia. Biden se ha lanzado a enviar fletes a través del atlántico que iban rumbo a Asia y Latinoamérica.
En total y según datos de IHS los envíos norteamericanos aumentaron más de 80%, con más de 7.730 millones de metros cúbicos de gas frente los 7.600 millones de Rusia. En el escenario español, el pasado mes de enero Estados Unidos suministró el 34,6% del gas que llegó a España una cifra histórica con la que superaba a Argelia, principal socio histórico de España en lo que respecta a este recurso.
A pesar de ello, estos envíos no son suficiente para reemplazar el gas ruso en caso de una invasión y por ello, también han colaborado con Qatar para que aumente sus exportaciones. También han hecho los propio Azerbaiyán y Japón. La semana pasada el país nipón se ofreció a enviar gas licuado a Europa para frenar dependencia rusa y evitar un corte de suministro.
Pero, volviendo a las empresas Estadounidenses, desde IHS afirman que esta situación esta potenciando su producción de gas y petróleo y ofreciéndoles una situación mucho más rentable por la subida del precio del crudo que ha provocado el conflicto. "Lo último que querían hacer era proporcionar un incentivo de precios para un repunte en la producción de petróleo y gas de EE. UU.", dijo Dan Yergin, vicepresidente de IHS Markit. "Ahora lograron aumentar los precios, lo que está fortaleciendo la producción de petróleo y gas de EE. UU."
El precio del oro negro se ha venido disparando desde finales de 2020 con un alza del 140% desde noviembre. La crisis cada vez más aguda ha apuntalado ese avance situando al Brent hace escasos días en los 97 dólares, cifra más alta desde el año 2014. Actualmente el precio se sitúa en los 92,5 dólares por barril. A comienzos del año 2022 apenas rozaba 79 dólares.
Exxon, principal productor de GNL del país, se dispara más de un 27% en 2022
Las empresas estadounidenses se llevan la mejor parte de esta situación con nuevos proyectos. Según la Administración de Información Energética la producción se disparará más de 2.956 metros cúbicos de gas natural en 2022 y 2023 respectivamente, situándose como el primer exportador del mundo, puesto en el que era superado por Qatar y Australia. Además, según Reuters, Biden se habría reunido con las principales empresas de energía del país el pasado enero para tratar la situación de Europa y el conflicto con Rusia.
No se sabe que compañías son las que hablaron con el presidente de los Estados Unidos, pero lo que es seguro es que vuelan en el parqué este 2022. Exxon, principal productor de GNL del país, se dispara más de un 27% en ese periodo. Chevron, con alzas más moderadas, avanza un 13,17%. Por su parte, ConocoPhilips avanza un 23% y Devon Energy muestra avances del 21,94%.
No es seguro cual será el siguiente episodio de una crisis diplomática que tiene al mundo en vilo. Biden asegura que los canales diplomáticos están abiertos, pero el escenario militar sigue sobre la mesa y la incertidumbre es máxima. A pesar de que Rusia anunció la retirada de parte de los soldados apostados en la frontera con Ucrania, la OTAN dijo ayer que estaba ocurriendo todo lo contrario y que los efectivos están aumentando. La escalada ha llegado a un nuevo punto en el día de hoy con el anuncio del Kremlin de medidas "técnico-militares" si la negociación con Biden fracasa. Sin embargo, el negocio de la guerra ya está dando alas a la industria de la energía estadounidense.