El repunte de los intereses en la deuda americana está obligando a los expertos a poner el retrovisor para analizar qué sucedió en 2013 con un episodio parecido. El mercado empezó a especular con una rápida retirada de estímulos por parte de la Fed, cuando el mundo se disponía a salir de la anterior crisis económica. Aquel capítulo se le recuerda como el taper tantrum, una rabieta del mercado en renta fija, que significó una venta masiva de bonos gubernamentales. Pero el alcance en la bolsa americana fue limitado. El S&P 500 cayó un 7% desde máximos. Mucho peor fue para activos como el oro y en los mercados emergentes.
Fuente: ING

Hoy el mercado ha vivido un nuevo bandazo en la deuda soberana. Las últimas sacudidas en los bonos han provocado que el T-Note se mueva en un pestañear 50 puntos básicos hasta superar el 1,4%. Todo prácticamente en un mes que ha terminado por arrastrar a la deuda del resto del mundo. En 2013, el auge del bono americano a diez años fue de 150 puntos básicos. Pasó del 1,5% al 3% en cinco meses. La situación de la economía mundial era parecida. EEUU había sido la primera gran economía en dar carpetazo a la crisis de 2008 de forma definitiva, mientras en Europa y otras regiones todavía había una recuperación incipiente tras caer en una doble recesión. Los rendimientos hoy se han tranquilizado gracias a las declaraciones de Schnabel, abriendo la puerta a que el BCE pueda rebajar aún más los tipos de interés.
El escenario de 2013 es el mismo por el que puede atravesar la economía americana y la europea los próximos meses. La creciente confianza en la recuperación de EEUU está generando especulaciones sobre cuándo la Fed podría quitar el pie del acelerador y retirar los estímulos. A este proceso se le conoce como tapering y provoca tensiones en los mercados. Especialmente, en la renta fija con un incremento en la pendiente de la curva de tipos. De ahí el nombre de taper tantrum.
Los expertos de ING han analizado el comportamiento del mercado en 2013. Hubo una caída máxima del 7,5% en el S&P 500, que se observó en gran medida en el período más intenso donde la subida de tipos en el mercado llegó al máximo. Los índices de renta variable de los mercados emergentes vieron caídas del 15%. Y el oro se aproximó a descensos por encima del 15%. Como recuerdan los expertos, el episodio de mayor tensión se produjo en verano como una tormenta estival y "resultó ser apenas un bache en el mercado alcista de acciones a largo plazo y no hay razón para pensar que cualquier corrección de acciones inducida por la rabieta de los bonos este verano sería más que eso, solo una corrección".
¿Cuál es la razón de la rabieta?
Los analistas de ING explican el comportamiento de los bonos americanos como el berrinche de un niño pequeño. "Cualquiera que tenga niños pequeños sabe que tiene que dejar correr la rabieta, intentar pararla solo valdrá para empeorar la situación, y en muchas situaciones las rabietas son inevitables", apuntan los expertos. Para los analistas, tarde o temprano, la Reserva Federal tendrá que provocar el enfado del mercado. Es decir, le tocará reducir la compra de bonos o por lo menos insinuarlo. Aunque de momento el presidente de la Fed, Jerome Powell, no está por la labor.
En ese momento, el mercado de bonos no atenderá a razones, ya sea la retirada de estímulos progresiva o abrupta. Los inversores entenderán que la Fed deja de comprar deuda, con lo que ellos venderán sus bonos en cartera de forma masiva. A medida que los tipos suben por la caída del precio de los bonos, se espera que las nuevas emisiones tengan cupones más elevados. En el mercado secundario los bonos más antiguos pierden su valor y hay una espiral de ventas.
Y aquí aparece la temida inflación y el miedo a una economía recalentada. Si los intereses a largo plazo suben, significa que los tipos reales suben y también las expectativas de inflación. Una circunstancia que solo deja un camino a un banco central. La Fed tiene que dejar pasar la rabieta y anunciar una reducción de estímulos. "Si la Fed no hace nada en un brote de inflación, es decir, no adelanta una reducción gradual, entonces las rentabilidades de los bonos seguirán subiendo para quedarse protegidos contra la inflación, aumentando los intereses reales".