
El vértigo empieza a aparecer en Wall Street después de que ayer el S&P 500 y el Nasdaq volvieran a batir máximos históricos. Pero algunos analistas apuntan a que será una simple pausa en el camino pese a que la economía americana se está estancando y es posible que registre una caída en el arranque del año. El mercado confía en que la Reserva Federal seguirá apoyando con más estímulos a las bolsas.
"Hay demasiado entusiasmo pero el entorno es de lo demás saludable", ha indicado Tony Dwyer, estratega de Canaccord Genuity, en una nota a los clientes. "Creemos que la combinación de un optimismo extremo, una amplia aceptación de la rotación de activos por la recuperación económica y un rally histórico en nuestro sectores favoritos nos hacen pensar en una pausa alcista a corto plazo".
Pero Dwyer todavía es muy optimista sobre el próximo año y eso que es consciente de que la economía podría estancarse por las secuelas de la segunda ola de la pandemia de coronavirus durante el primer trimestre del año. "Creemos que tanto la economía como el mercado se encuentran en las primeras etapas de un nuevo ciclo y, a diferencia de la gran recuperación de la crisis financiera, esta no debería verse empañada por el afán regulatorio o el temor de una rápida retirada de la Fed cuando la economía muestre signos de un mejor crecimiento", asegura.
En la anterior crisis, Wall Street corrigió en seco durante febrero de 2010, tras una formidable recuperación, que recuerda a la actual. Dwyer señala que los grandes bancos, por entonces, ya estaban realizando provisiones millones millonarias, había problemas de liquidez en los mercados y la Reserva Federal había comenzado a retirar su apoyo con la aparición de la inflación. En esta ocasión, la Fed promete no solo mantener las tasas de interés cercanas a cero, también ha modificado su estrategia para acercarse al objetivo del 2% en los precios.
Otra de las razones que hacen pensar al experto que el rally no se detendrá es la posibilidad de un segundo paquete de estímulo fiscal, una vez que se ha superado las elecciones presidenciales. La Casa Blanca, todavía en manos de la Administración Trump, se ha sumado a las propuestas de estímulo fiscal para encarar la crisis provocada por la pandemia en EEUU con un plan de 920.000 millones de dólares. Todavía la cifra está lejos de los 2,2 billones promovidos por el partido demócrata, pero la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca abre las posibilidad que no sea el último paquete de ayudas fiscales.
El experto de Canaccord Genuity también considera que hay un tercer factor a tener cuenta para ser optimista para el próximo año, el proceso masivo de refinanciación de deuda corporativa. La inyección masiva de liquidez por parte de la Fed y su política de tipos cero ha abaratado el crédito de forma vertiginosa. Tanto a los bancos, como a las empresas, les conviene renegociar la deuda establecida. Para el sector financiero supone una oportunidad de evitar impagos, mientras para las compañías supone una forma de recortar sus gastos financieros. "Es posible que las empresas puedan ahorrar un 20% de sus gastos de intereses, unos 73.000 millones de dólares en total. Eso podría impulsar las ganancias del próximo año, solo por ese factor, en un 4%", asegura Dwyer.