
La señal mandada este miércoles por las bolsas europeas fue de una profunda debilidad. El Ibex 35 llegó a rebotar más de un 2% para acabar la sesión plano. El EuroStoxx 50, más de lo mismo, apenas cerró con ganancias del 0,6%. La corrección mínima que enfrenta el índice español es del 3,5% -en el caso de la referencia europea del 5%- pero este escenario exige cierta fortaleza para no acabar en una caída mucho más profunda.
"Hay que esperar al menos a que se corrija el 38,20% de Fibonacci de toda la subida que se inició en marzo", explica, desde el punto de vista técnico, Joan Cabrero, asesor de Ecotrader, quien observa que, en el caso del Eurostoxx 50, "esto supone esperar un descenso a la zona de los 3.000 enteros -6.420 puntos para el Ibex- y hasta ahí todavía queda un margen de caída de algo más de un 5%".
Sin embargo, la clave está en que "hay que tener presente que eso supondría una corrección que desde el punto de vista técnico sería considerada mínima y más común en contextos de mucha fortaleza, como el que ha mostrado Wall Street, que en escenarios de mayor debilidad como el europeo", continúa.
¿Corrección mínima?
"Para tener un mínimo atisbo de fortaleza y para pensar en la posibilidad de que un eventual rebote puede ser sostenible más allá del corto plazo lo mínimo exigible es que de forma general los índices europeos consigan cerrar los huecos bajistas que abrieron en la apertura del lunes, para lo cual el Ibex 35 debería cerrar el viernes sobre los 6.930 puntos", concluye el experto del portal de estrategias de inversión de elEconomista.
La debilidad se está viendo en el euro, que corrige algo más de un 2% y ha perdido ya los 1,17 dólares, y también en el mercado de deuda, donde la búsqueda de refugio ha llevado al interés que se exige al bono de Italia a 10 años a rozar mínimos de la pandemia, en el 0,85% y al de España a acercarse al suelo de marzo, al quedarse en el 0,22%.
Los riesgos surgen a escala global, con la Reserva Federal (Fed) -en línea con el BCE- admitiendo que serán necesarios más estímulos para sostener el ritmo de la recuperación económica, mientras que el aumento de los contagios por coronavirus en todo el mundo, que hace ya inevitable una segunda ola, supone una grave amenaza para la economía, que sufrió un shock histórico con el Gran Confinamiento, por las nuevas restricciones a la movilidad y medidas de distanciamiento social, como las anunciadas en capitales mundiales como Madrid o Londres.
No ayuda que los datos del sector servicios, clave en la región, estén ofreciendo lecturas peores de lo esperado, ni, por supuesto, que la recuperación se esté poniendo en duda en casi todos los frentes, sobre todo para el turismo y también para la banca, condenada a un contexto de tipos de interés en mínimos durante mucho tiempo, lo que está intentando remediar con un proceso de consolidación que se habría iniciado con la fusión de Caixabank y Bankia.