La necesidad de consolidación en el sector bancario ha sido un tema central en mercado durante los últimos años, con unos niveles de fusiones muy por debajo a los previos a la gran crisis financiera. Sin embargo, los números demuestran que en las escasas operaciones de relevancia que se han producido las entidades no han sido capaces de crear valor para los accionistas. En un sector muy a la baja, difícilmente se podría esperar que las compañías resultantes lograsen ganancias, pero lo cierto es que incluso han venido quedándose por detrás del sector.
En Berenberg señalan tres operaciones transformacionales en los últimos años: la fusión de Banco Popolare y Banco Popolare di Milano en Italia, la adquisición de Virgin Money por CYBG y la de TSB por parte de Sabadell. "Hemos estudiado el retorno total al accionista de la entidad principal antes y después del anuncio de los acuerdos y todos se han quedado por detrás del mercado de manera significativa", aseguran desde la casa de análisis germana.
Dentro del mercado español la otra operación significativa fue la adquisición de Popular por un euro por parte del Santander y desde entonces la entidad presidida por Ana Botín se ha quedado sensiblemente rezagada con respecto a la industria de la región. Mientras, desde el anuncio de la compra de BMN, Bankia lo hizo bastante peor que la banca europea y española, y solo ha cerrado la brecha con esta última tras el anuncio de la operación con CaixaBank.

Desde la casa de análisis encuentran dos motivos principales por los que las entidades que emprenden estas operaciones acaban haciéndolo peor que sus comparables. Por un lado, indican que el deseo de llevar a cabo una operación de este tipo puede reflejar que la empresa tiene unas perspectivas de crecimiento débiles. "Si el crecimiento orgánico es limitado, pueden buscar el inorgánico. Esto podría ser debido a un deseo de complacer a los inversores y por la naturaleza centrada en el crecimiento de las bolsas". Por otro lado, indican las dificultades técnicas que pueden entrañar las mismas: "Aunque habitualmente parece atractiva sobre el papel, integrar un banco es algo complejo", destacan.
Una necesidad
Más allá de lo que haya sucedido en las últimas operaciones, lo cierto es que la mayor parte de los analistas consideran que la consolidación es una necesidad para el sector, pero advierten de que el camino no está exento de dificultades.
Los analistas creen que la consolidación en el sector en Europa es imprescindible
"En un entorno de tipos negativos parece inevitable que los bancos busquen fusiones como una manera de lograr sinergias de escala. Esto puede generar una mejora en el beneficio por acción, pero hay una verdad incómoda y es que la mayoría de combinaciones todavía lograrían una rentabilidad inferior al coste del capital, lo que limitaría la capacidad de generar valor para el accionista", apuntan en Jefferies.
La deprimida rentabilidad sobre el capital que logra el sector con los tipos de interés en mínimos históricos ha llevado a la banca a desplomarse en bolsa y a cotizar en unos múltiplos aún más deprimidos que en la crisis de deuda periférica o en la gran crisis financiera. En concreto, cotiza con una rebaja cercana al 65% con respecto a su valor en libros.
En este contexto, el BCE ha pedido en reiteradas ocasiones que se produzcan fusiones transnacionales, pero en las condiciones actuales parece difícil que esto se produzca.
"Las preocupaciones clave ahora giran en torno a la falta de consolidación en una industria con un exceso de capacidad y si el regulador permite el pago de dividendos. Vemos ambos problemas unidos. Sin una regulación estable, no puede haber una consolidación y la prohibición de retribuir ha sido un nuevo enfoque para los inversores fuera del entorno que los reguladores han construido durante 10 años. La incertidumbre es elevada, lo que hace de los bancos una inversión de riesgo incluso con unos balances más sólidos", indican en BofA.