Economía

El BCE quiere que el fondo europeo de recuperación sea permanente

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El BCE lleva tiempo alertando sobre las mismas faltas en la zona euro. La moneda común necesita completar la unión bancaria con una garantía de depósitos común. Y debe añadir una capacidad fiscal para absorber shocks asimétricos. El nuevo fondo de recuperación de 750.000 millones de euros, bautizado como Próxima Generación Europa, se parece mucho a lo que echa en falta la zona euro. En particular, el nuevo Instrumento para la Recuperación y la Resiliencia, que canalizará los 360.000 millones en préstamos y un 80% de las ayudas a fondo perdido (312.500 millones)

Dado que la de la pandemia del Covid-19 consiguió poner de acuerdo a los 27 países de la UE para acordar un mecanismo tan ambicioso, el BCE quiere que los 19 socios que comparten el euro saquen lecciones para hacerlo suyo, y mantenerlo para siempre.

En un boletín publicado ayer, en el que analizan el nuevo instrumento, el eurobanco subraya que el establecimiento del nuevo fondo "ha señalado una disposición política para diseñar una herramienta fiscal común cuando surja la necesidad". Y aunque en el caso del nuevo colchón para amortiguar la crisis del coronavirus se trata de un instrumento temporal, vigente hasta 2026, "podría implicar lecciones para la Unión Económica y Monetaria, que aún carece de una capacidad fiscal permanente a nivel supranacional para la estabilización macroeconómica en crisis profundas".

El BCE observa una ventana de oportunidad para dar un impulso político a un debate que, de otra manera, sería muy complicado. El fondo de rescate se aprobó tras cinco días de cumbre maratoniana, y con la presión de una pandemia que pedía a gritos la solidaridad europea. Y llegó con la etiqueta de temporal, además de con condiciones y un estrecho control. El BCE pide aprovechar la revisión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y de la gobernanza económica que lanzó la Comisión en febrero de este año para estudiar la posibilidad de un mecanismo similar para el euro.

Según el análisis de los técnicos, Grecia será el mayor receptor neto de este instrumento en relación con el PIB, "pero España e Italia, que se espera que estén entre los Estados más afectados en términos de fallecidos y consecuencias económicas, también recibirán un apoyo fiscal considerable."

Según las estimaciones del BCE, el impacto neto de las ayudas a fondo perdido que recibiremos del instrumento para la recuperación y la resiliencia será algo superior al 3,5% de nuestro PIB. Es decir, algo menos de unos 40.000 millones de euros.

Es inferior a los 72.700 millones de euros que Sánchez anunció tras la cumbre que recibiríamos de subvenciones no reembolsables. Sin embargo, el eurobanco solo ha estimado el beneficio del instrumento para la recuperación y la resiliencia, que representa un 80% del total del fondo.

Además, ha calculado su impacto neto, descontando los reembolsos que tendrían que realizar los países en función de su renta nacional bruta para financiar los 750.000 millones de euros que pedirán en los mercados.

Sin embargo, los líderes europeos se comprometieron a crear nuevos impuestos europeos para financiar el fondo, por lo que los Estados miembros no tendrían que realizar contribuciones adicionales a las arcas comunitarias. Por lo tanto, los beneficios netos probablemente terminarán siendo incluso mayores.

Con todo, el BCE valora que la respuesta europea a esta crisis ha sido "ambiciosa y acorde con el desafío que enfrenta el continente". Porque también llegará el presupuesto plurianual para los próximos siete años, con algo más de un billón de euros, y una 'red de seguridad' de liquidez para empresas, gobiernos y para financiar los Ertes de otros 540.000 millones de euros.

El BCE, además, coincide con el consenso en mantener los estímulos presupuestarios el próximo año, como ya hizo la Comisión Europea por carta el pasado fin de semana.

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