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La bacanal de la deuda llega a su fin: el inversor solo arañará unas décimas de rentabilidad

  • El 'dopaje' de los mercados preocupa a los gestores de renta fija
La bacanal de los andrios, de Tiziano.
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La fiesta que se ha vivido en el mercado de renta fija durante los últimos años no ha sido un guateque cualquiera. En 2019, especialmente, los inversores en activos de deuda salieron con la intención de tomar una copa, con más miedo que vergüenza, y terminaron en una bacanal que seguramente recordarán durante muchos años. El problema ahora es que tras la fiesta y los excesos que se han vivido en el mercado de bonos, especialmente durante el último año, parece imposible que no llegue la resaca, que todavía no se ha producido en los principales índices de deuda que monitoriza Bloomberg.

Teniendo en cuenta las expectativas de rentabilidad que hay para los distintos tipos de bonos en los mercados, el malestar tras la borrachera parece asegurado, y es complicado que, aunque los bancos centrales vuelvan a irrumpir en la fiesta dispuestos a rellenar las copas de los comensales, éstos tengan cuerpo para aguantar mucho más el ritmo.

Las expectativas para el próximo año no son nada elevadas

La subida en precio que se acumula en 2019 parece más propia de la bolsa que de la renta fija: la deuda corporativa suma un 13,9%. El agregado de soberano y corporativo en EEUU y la eurozona ha subido cerca del 9%, mientras el high yield global suma un 8,4%. Ahora, exceptuando el índice global de bonos sin grado de inversión, para el que se espera una rentabilidad del 6,1% el próximo algo menor que el 6,65% anualizado que ha logrado desde el arranque de 2012 –en plena crisis de deuda soberana europea–, las expectativas para el próximo año no son nada elevadas: para la deuda corporativa se estima un 2,8%; para la deuda estadounidense, mezclando soberana y corporativa, se estima un 2,15% y para la europea la expectativa de rentabilidad es negativa, con un -0,12%.

En definitiva, de media, las perspectivas para el índice agregado de deuda global son del 1,19%, una rentabilidad a la que, si se le descuentan las comisiones (entorno al 0,82% de media en los fondos españoles de renta fija) que el inversor deberá pagar, le animan a descartar estos activos en las carteras. Los inversores de carteras mixtas conservadoras, que llevan ganado un 3,62% en el año, según Morningstar, también pueden ir dejando en el baúl de los recuerdos este porcentaje de revalorización, conseguido en gran parte por el rally de la deuda.

Una de las causas del espectacular recorrido que han tenido los bonos durante estos meses se ha debido al cambio de mensaje de los principales bancos centrales, más propensos a volver a inyectar dinero en el mercado, aunque en el caso del Banco Central Europeo todavía no se conoce el alcance concreto de sus medidas. Pero los activos de renta fija ya han recogido en precio este esperado regreso de las políticas monetarias expansivas, aunque los inversores no sean conscientes de ello.

"Es posible que veamos nuevas bajadas en las rentabilidades de los bonos, pero esto puede suponer a su vez una revalorización importante en los precios de los títulos que componen las carteras de los fondos, haciendo que la renta fija siga siendo un activo a tener en cuenta", señala María Contreras, cogestora del fondo Santander Renta Fija. Pero el inversor no debería esperar un recorrido "del calibre que hemos visto hasta ahora".

La bacanal de la renta fija llega a su fin.
La bacanal de la renta fija llega a su fin.

Los gestores esperan que el BCE intervenga en septiembre con una rebaja del tipo de depósito, cambios en el TLTRO y posiblemente una reactivación del programa de compras de deuda soberana y corporativa, lo que podría alargar un poco más el final de la fiesta. "Mientras los bancos centrales sigan dando liquidez al sistema y los inversores continúen centrados en la búsqueda de rentabilidad, no parece que vaya a producirse una corrección en el mercado de bonos a corto plazo", apunta Ignacio Díez, gestor de renta fija en Credit Suisse Gestión.

Ascensión Gómez, responsable de renta fija de Trea AM, no espera grandes movimientos en renta fija en los próximos meses. Más bien al contrario, considera que se producirá una consolidación después de que en los últimos meses hayan recogido en precio el anticipo de las medidas de los bancos centrales. "Las oportunidades siempre existen aunque es cierto que en este momento hay que ser más selectivo que hace solo unos meses. La actuación de los bancos centrales es un soporte para los activos de renta fija porque no se ve en el horizonte ningún riesgo de subidas de tipos de interés. Y aunque las tensiones comerciales añaden volatilidad al mercado y podrían sufrir las valoraciones de los bonos, también se produce una oportunidad para comprar mejor", explica.

Pero este dopaje de los mercados preocupa a los gestores de renta fija, que se han convertido en la categoría que más dinero ha captado de los inversores en 2019, con 6.525 millones de euros hasta julio, según los últimos datos de Inverco. Y este final de fiesta coincide, además, con el hecho de que los vencimientos de las emisiones más rentables están llegando a su fin y los fondos deben afrontar la renovación de un cuarto de media de sus carteras sin una alternativa clara.

Aumento de la liquidez

De hecho, muchos responsables de deuda han preferido colocar parte del patrimonio de sus productos en liquidez, a la espera de encontrar futuras oportunidades. "Es mejor no invertir que invertir mal. Ante la escasez de oportunidades de inversión, preferimos aumentar la liquidez. Pensamos que en un entorno de menor crecimiento económico y mayor incertidumbre a nivel global, la volatilidad de los mercados debería repuntar y esto generará mejores oportunidades de inversión que las actuales", asegura Gabriel Pañeda, director de renta fija de Mutuactivos.

De la misma opinión es Ascensión Gómez, quien considera "perverso" pagar por prestarle dinero a una empresa o gobierno. "Es incentivar a que se endeude puesto que los intereses recibidos le mejoran la cuenta de resultados. Cuando una empresa emite a una rentabilidad negativa, cuanta más deuda tenga más ingresará en concepto de intereses. Es lo que está ocurriendo ahora con los gobiernos europeos. Es absurdo que haya que pagar por prestarle dinero al estado", subraya.

Thor Vega, analista de inversiones de Gesconsult, confiesa que esta gestora lleva casi un año aumentando la liquidez de sus fondos al tiempo que "estamos aprovechando ciertos vencimientos de la cartera para comprar emisiones que hayan ampliado por algún ruido de mercado que consideramos injustificado y haya puesto de manifiesto una clara oportunidad".

Oportunidades de inversión

Con este escenario, los gestores se muestran cautos con la selección de activos, aunque consideran que todavía se pueden encontrar oportunidades en bonos corporativos, que ofrecen mejor remuneración que los bonos de gobierno. La clave también se encuentra en alargar los vencimientos de los títulos para obtener una mayor rentabilidad y seguir buscando el potencial de revalorización de los precios de los bonos.

Emisiones con cupones elevados donde la probabilidad de amortización anticipada es mayor, ciertas emisiones privadas de volumen bajo de compañías que pasan desapercibidas para los grandes fondos, bonos subordinados, renta fija emergentes son algunas de las ideas que los gestores están implentando, sin olvidar todavía la deuda gubernamental.

Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia, considera que se puede invertir en bonos con rentabilidad negativa. "En algunos casos, si tengo un activo al -0,10%, es susceptible de seguir generando ganancias de capital, porque puede profundizar más abajo en las rentabilidades negativas, teniendo en cuenta que el valor del dinero a 5 años, libre de riesgo, está al -0,50%. Hasta ahí, cualquier cosa podría interesarnos", asegura.

"Los bonos de gobiernos como Alemania o Suiza siguen actuando como refugio y ganan dinero cuando la bolsa baja. Si uno piensa en comprarse un bono de este tipo y llevarlo a vencimiento, no suena nada bien, pero la idea es no llevar esos bonos a vencimiento, que es la estrategia que siguen los fondos de inversión", explica Marta Díaz-Bajo, directora de análisis de atl Capital.

Con estas premisas, el inversor no debería olvidar que aguantar el ritmo de la fiesta conlleva sus riesgos.

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